La idea surgió hace once años, durante un viaje con 16 vehículos. En uno de ellos iban dos niños que lo pasaron en grande y eso dio pie a que Nacho Salvador, alma mater de este proyecto, empezara a diseñar una fantástica aventura, pensada para que, tanto los adultos como los más pequeños, disfruten de […]
Dirigentes Digital
| 19 may 2015
La idea surgió hace once años, durante un viaje con 16 vehículos. En uno de ellos iban dos niños que lo pasaron en grande y eso dio pie a que Nacho Salvador, alma mater de este proyecto, empezara a diseñar una fantástica aventura, pensada para que, tanto los adultos como los más pequeños, disfruten de una Semana Santa muy especial, donde la diversión y la solidaridad conviven de forma emotiva. En esta undécima edición, como ya viene siendo habitual, se han cubierto todas las plazas disponibles, unas doscientas personas repartidas en casi 60 coches, que participan de forma activa en la entrega de material en algunos de los lugares más necesitados del sur de Marruecos, zonas desérticas que apenas cuentan con lo básico para subsistir.
La Asociación Desierto de los Niños realiza una gran labor a lo largo del año con la construcción de escuelas y centros multidisciplinares o con el montaje de placas solares que proporcionan energía eléctrica a las aldeas y, en este viaje, se aprovecha para transportar miles de kilos de equipamiento en un camión que corrió el París-Dakar y está cedido por Aquarius. Además, también aportan juguetes, mochilas o ropa las personas que forman parte de la expedición. Y los niños juegan un papel esencial, porque son ellos quienes ayudan a descargar el camión y a distribuir la mercancía, para tomar conciencia de que, a pocos kilómetros de donde viven rodeados de comodidades, hay otros chavales que carecen prácticamente de todo, que viven en unas condiciones durísimas y que, a pesar de ello, muestran una sonrisa ante cualquier pequeño detalle.
Del Atlas al desierto
En la parte propiamente lúdica, nos encontramos con un atractivo viaje que recorre el país de norte a sur. Gente llegada de toda España se concentra en Tarifa para, a partir de ahí, embarcar en un ferry que nos lleva rumbo a Tánger, primera parada en suelo africano. Desde aquí nos dirigimos hacia Rabat, paralelos a la costa, y terminamos la segunda jornada en Marrakech, con tiempo suficiente para visitar la plaza de Jemaa el-Fna, en el corazón de esa Medina declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, una explanada de colosales dimensiones en la que no sólo encontramos un mercado tradicional con centenares de puestos, sino también acróbatas, músicos o cuentacuentos en un ambiente bullicioso a cualquier hora del día y hasta bien entrada la noche.
Puede leer el reportaje completo en nuestra revista DIRIGENTES del mes de mayo.