Lo que parecía una inversión segura, rentable y estable se convierte de pronto en una cárcel sin salida para los inversores. Es lo que puede ocurrir en cierta clase de activos que no gozan de la misma liquidez que el mercado de acciones o divisas y que, en momentos de fuerte volatilidad, pueden dejar encerrados […]
Dirigentes Digital
| 15 dic 2014
Lo que parecía una inversión segura, rentable y estable se convierte de pronto en una cárcel sin salida para los inversores. Es lo que puede ocurrir en cierta clase de activos que no gozan de la misma liquidez que el mercado de acciones o divisas y que, en momentos de fuerte volatilidad, pueden dejar encerrados a los inversores incapaces de deshacer posiciones.
Mercados como ciertos tipos de renta fija emergente o el high yield se han convertido en maná de muchos inversores que han decidido aumentar el riesgo en sus carteras en busca de mayores rentabilidades. Pero en un entorno de volatilidad ante la inminente subida de tipos de interés en EE UU o Reino Unido, un fallo en estas políticas monetarias puede ocasionar una salida en masa de los inversores que, en este tipo de activos menos líquidos, puede acarrear serios problemas a las carteras.
El verdadero problema es que para el mercado, comprar es más fácil que vender, pero ambas partes deben estar equilibradas. Y eso se ha vuelto casi imposible en un entorno regulatorio que ha reducido fuertemente la actividad de los creadores de mercado.
Para cumplir los requisitos Tier 1, además de las fuertes exigencias sobre la gran banca estadounidense, las grandes entidades financieras han apostado no solo por ampliaciones de capital, sino por reducir drásticamente el tamaño de sus carteras de trading. "Se han reducido un 57% los stocks dirigidos a trading, con lo que los creadores de mercado tienen menos papel y lo venden, pero carísimo", explican fuentes financieras.
Los expertos recuerdan que en un proceso de "hiperapalancamiento", con las empresas saliendo en masa a financiarse en los mercados secundarios de deuda, "tendrán que deshacer posiciones lo que provocará movimientos bruscos y muy inusuales en los precios", advierten.
Uno de los ejemplos más reciente es el ya conocido como flash crash que vivió en octubre el bono del Tesoro americano, cuya rentabilidad se desplomó en cuestión de minutos del 2,10% al 1,8%. "Fue quizás una señal anticipada de un fenómeno que podría volverse una característica más regular de los mercados el próximo año: volatilidad causada por una falta de liquidez de mercado", advierten los expertos de HSBC.
Desde Andbank también consideran estas anomalías como un posible riesgo del mercado en 2015. Pero aconsejan a los inversores ser pacientes y no caer en el pánico. "Cuando no hay razones fundamentales, hay que mantener la calma, posicionarnos largos cuando el activo caiga mucho y cortos cuando se dispare", explican. Solo hay que tener una lección clara: Cualquier acontecimiento grave puede mandar al traste en un instante las inversiones de aquellos que solo hayan estado comprando inmersos en la complacencia, simplemente porque no hay ninguna razón para vender.