La institución dirigida por Christine Lagarde, que se encuentra inmersa en las negociaciones con Grecia junto al BCE y la Comisión Europea, rechazó in extremis un acuerdo con Atenas por discrepancias en jubilaciones e IVA y ahora su equipo de análisis deja claro que aunque las políticas griegas volviesen a su curso, los préstamos concedidos […]
Dirigentes Digital
| 02 jul 2015
La institución dirigida por Christine Lagarde, que se encuentra inmersa en las negociaciones con Grecia junto al BCE y la Comisión Europea, rechazó in extremis un acuerdo con Atenas por discrepancias en jubilaciones e IVA y ahora su equipo de análisis deja claro que aunque las políticas griegas volviesen a su curso, los préstamos concedidos por Europa tendrían que extenderse "significativamente y que el país necesitaría financiación adicional en condiciones favorables".Los técnicos del Fondo determinan que Grecia necesitará más de 50.000 millones de euros en financiación entre octubre de 2015 y finales de 2018. De esta cantidad, más de 36.000 millones de euros tendrían que llegar de manos de sus homólogos europeos.
Según el Fondo, las necesidades de financiación hasta el próximo octubre podrían satisfacerse con cargo a fondos europeos, incluyendo el uso temporal de alrededor de 6.000 millones de euros del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera. Las necesidades de financiación a 12 meses a partir de octubre 2015 ascienden a aproximadamente 29.000 millones de euros.
Esta cifra incluye la necesidad de reconstituir el colchón de recapitalización de los bancos, a la espera de una evaluación integral de las necesidades de capital, en vista de los altos niveles de morosidad en el sector bancario, de acuerdo con los funcionarios de la institución. "La necesidad de financiación a 3 años a partir de octubre de 2015 hasta diciembre de 2018 ascienden a alrededor de 52.000 millones de euros", estiman desde el Fondo.
Para el FMI, "es poco probable que Grecia sea capaz de cerrar sus brechas de financiación en los mercados mediante condiciones compatibles con la sostenibilidad de la deuda". La cuestión clave según el Fondo es que la deuda pública no puede migrar de nuevo al balance general del sector privado a una tasa compatible con la sostenibilidad de la deuda, hasta que el ratio de deuda con respecto al PIB sea mucho menor, algo que debería generar una menor prima de riesgo.
Dadas las circunstancias, "es imprescindible para la sostenibilidad de la deuda que los estados miembros de la zona del euro proporcionen recursos adicionales de 36 millones de euros al menos en condiciones muy favorables (tasas de interés como si contase con una calificación AAA, vencimientos largos, y períodos de gracia) para cubrir plenamente las necesidades de financiación hasta finales de 2018, en el contexto de un tercer programa de rescate la Unión Europea", observan desde la institución capitaneada por Christine Lagarde.
En documento presentado reconoce que incluso aunque Grecia puediera garantizar esta financiación hasta finales de 2018, "la deuda seguirá siendo muy alta durante décadas y altamente vulnerable a crisis". "Suponiendo que la financiación oficial (en condiciones favorables) llega hasta finales de 2018, la relación deuda-PIB se estima en alrededor del 150 por ciento en 2020, y cerca de 140 por ciento en 2022", señala el Fondo en su análisis.