La EAST registró, en 2014, 15.702 fraudes en cajeros, casi 6 mil ataques menos que en 2013, cuando la cifra ascendió hasta las 21.346 estafas. Entre los ataques comunicados, se registraron 5.631 casos en Europa del llamado skimming, robo de información de la tarjeta de crédito en el mismo momento de realizar la operación, copiando […]
Dirigentes Digital
| 21 may 2015
La EAST registró, en 2014, 15.702 fraudes en cajeros, casi 6 mil ataques menos que en 2013, cuando la cifra ascendió hasta las 21.346 estafas. Entre los ataques comunicados, se registraron 5.631 casos en Europa del llamado skimming, robo de información de la tarjeta de crédito en el mismo momento de realizar la operación, copiando la banda de la tarjeta. El número de casos de este tipo de fraude disminuyó un 3 %.
También se notó una reducción, aunque tan sólo del 2 %, de los incidentes relacionados con el card trapping, que pasaron de 5.394 en 2013 a 5.298 en 2014. Este tipo de fraude consiste en alterar el funcionamiento de un cajero para que las tarjetas de crédito o de débito se queden atascadas en su interior y el titular no pueda recuperarla. Normalmente, el perpetrador de la estafa se ofrece para ayudar al usuario, pidiéndole que vuelva a introducir el PIN con el objetivo de memorizarlo. Una vez el usuario se ha ido, el ladrón recupera la tarjeta que aparentemente había quedado retenida en el terminal.
Las pérdidas ascienden hasta los 280 millones de euros
A pesar de que los ataques han disminuido durante 2014, las pérdidas derivadas del fraude en cajeros se incrementaron un 13 %, pasando de los 248 millones de euros de 2013 hasta 280 millones el pasado año.
Según las conclusiones de la EAST, este aumento procede por un incremento del 18 % en las pérdidas ocasionadas por el skimming de carácter internacional. Los Estados Unidos y la región de Asia-pacífico fue donde se registraron la mayoría de estas pérdidas.
Los ataques físicos perpetrados en cajeros también disminuyeron en 2014, concretamente un 6 %. Los incidentes de este tipo registrados ese año fueron de 1.980, mientras que en 2013 la cifra llegó hasta los 2.102. Según señala la organización europea, la caída se debió en parte a una disminución del 11 % en los ataques registrados con explosivos sólidos y explosivos gaseosos.
Al igual que ha ocurrido con los fraudes, aunque el número de ataques físicos ha disminuido, las pérdidas ocasionadas por ellos han aumentado un 17 % en un año hasta los 27 millones de euros.