La convocatoria de Alexis Tsipras con el corralito en vigor es casi un plebiscito para que los griegos voten si quieren permanecer o romper con el euro. Hoy saltarán por los aires los plazos límites para las negociaciones y para que Grecia caiga por el abismo de los impagos. Pero lo que parece imposible de complicarse más con Grecia se convierte en realidad. El anuncio de referéndum provocó que el Eurogrupo y las instituciones se retiraran de manera unilateral de las negociaciones quedándose rotas. Es decir, el próximo domingo, si nada cambia, votarán sobre si aceptan unas condiciones que ya no están sobre la mesa y con impago de facto al FMI de consecuencias imprevisibles, ya que formalmente no supone un default.
Así y todo, el resultado del referéndum será clave para el futuro de Grecia y su permanencia en el euro. Las primeras encuestas realizadas por Proto Thema y To Vina coinciden en pronosticar que los griegos prefieren aceptar las condiciones impuestas por la Unión Europea. El triunfo del sí sería un duro golpe para Syriza. "Los referéndums son a menudo un intento de asegurarse capital político cuando los problemas son muy polémicos y los riesgos particularmente altos. Consultarlo con la gente puede ser un movimiento astuto pero de alto riesgo", explica Paras Anand, director de Renta Variable europea de Fidelity. El Gobierno de Tsipras que defiende el no quedaría deslegitimado y en una situación de debilidad pese a que cuenta con una amplia mayoría popular, a pesar del rumbo que están tomando las negociaciones. "Es un intento de salvar su posición como líder de un partido que está a la vez fragmentándose y menguando en popularidad", incide Anand.
El giro de los acontecimientos después de que la semana pasada el acuerdo estuviera cerca se explica por la rebelión dentro de Syriza a aprobar las nuevas condiciones para desbloquear las ayudas. "El agresivo discurso de Tsipras tiene como objetivo unir a su partido, ya que el desacuerdo en torno qué estrategia adoptar con los acreedores está creciendo, con algunos miembros pidiendo abiertamente el default y la salida del euro", opinan los analistas de Barclays. Pero la estrategia que buscaba ganar tiempo ante los acreedores se puede volver en su contra con un sí. Aquí se abre un abanico de posibilidades que pasa por convocar nuevas elecciones o un pacto parlamentario de la oposición para formar un gobierno tecnocrático como sucedió en 2011 hasta una nueva votación. Pero el ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, ya ha advertido que en caso de un apoyo popular al acuerdo se podría remodelar el Gobierno para implementar las exigencias del acuerdo con la antigua troika.
Con el sí, el acuerdo con las instituciones queda allanado pero surge la duda si Grecia será capaz cumplir los plazos financieros. Los expertos opinan que a pesar de que cumplía el tiempo para extender el segundo rescate "habrá un acuerdo para evitar la quiebra, posiblemente a través de una extensión del programa de ayudas más allá de finales de junio y un desembolso parcial de los fondos del rescate restantes, pero creemos que esto podría desencadenar una crisis política interna, pues la facción más radical de Syriza no aceptaría las condiciones", subrayan desde Barclays dando por sentenciado al Gobierno.
Con una victoria del no, el horizonte parece todavía más complicado de descifrar. Está claro que estaría más cerca la situación oficial de default y la salida del euro, pero sobre el papel la propia Grecia tiene que plantear la posibilidad a sus socios, aunque no faltará presión para que lo haga. De momento, sin ayuda financiera externa los reembolsos al FMI y al BCE quedarían suspendidos. Entre julio y agosto suponen casi 8.000 millones contando con los de hoy. El día D de Grecia sería el 20 de julio cuando tiene que pagar 3.500 millones a Frankfurt. Si no hace frente a este compromiso, el BCE, automáticamente retira todo tipo de asistencia con lo que los bancos se verán abocados a la quiebra arrastrando al resto del país. Tarde o temprano con la asfixia financiera llegaría el impago a inversores privados, se contemplan vencimientos de 400 millones en lo que resta de año, con lo que el default ya sería oficial. "Sin financiación oficial, Grecia entrará en un territorio desconocido, con una economía sin bancos, sin prestamista de última instancia y sin liquidez, lo que viene después es una profunda recesión. Los escenarios más incluyen disturbios sociales y riesgos geopolíticos", indican el equipo europeo de Bank of America.