La Bolsa europea se mantiene como apuesta estrella en las carteras para este ejercicio y las cifras avalan esta recomendación… a medias. Por ejemplo, se espera que el selectivo germano, que acumuló ganancias cercanas al 10% en 2015, se anote, al menos, un porcentaje similar en 2016, alcanzando un precio objetivo de 11.792 puntos, según […]
Dirigentes Digital
| 28 ene 2016
La Bolsa europea se mantiene como apuesta estrella en las carteras para este ejercicio y las cifras avalan esta recomendación… a medias. Por ejemplo, se espera que el selectivo germano, que acumuló ganancias cercanas al 10% en 2015, se anote, al menos, un porcentaje similar en 2016, alcanzando un precio objetivo de 11.792 puntos, según el consenso. Potencial que Natixis, a cierre de diciembre, elevaba al 18%; y que Capital Economics aumenta hasta el 22% (12.000 puntos).
Sin embargo, esta firma también llama la atención sobre el hecho que desde finales de noviembre el Dax ha perdido casi un 13%, mientras que el S&P 500 se ha dejado un 10%. Comportamiento, explican, que puede reflejar el fortalecimiento del euro frente al dólar, así como la preocupación de que la Zona Euro, y Alemania en particular, está más expuesta que Estados Unidos a una recesión en China. Ahora bien, no esperan que este menor rendimiento persista, pues el Banco Central Europeo (BCE) aumentará sus estímulos en marzo, mientras que los efectos directos de una crisis en el gigante asiático no serán tan terribles.
"Incluso una fuerte desaceleración en China no sería suficiente por sí sola para empujar a Alemania a la recesión", afirman. Reconocen que cuando se intensifica el miedo al "aterrizaje forzoso" de Pekín todas las miradas se centran en Berlín, por su dependencia del comercio exterior y la percepción de que ha hecho un mejor trabajo a la hora de penetrar en los emergentes que otras economías europeas.
Así, en 2014, un 6% de sus exportaciones fueron al gigante asiático, frente al 3,7% de Francia o al 1,7% de España. Pero, aún así, esta partida equivale tan sólo al 2% del PIB germano. Es más, hasta ahora el impacto en Alemania ha sido "modesto, con una reducción de las ‘ventas’ totales cercana al 0,6% en el último año y, ya que las importaciones han caído también, quizá restando un 0,1% al PIB".
Incluso si nos ponemos en "lo peor", con una caída de las exportaciones a China del 30% (cifra similar a la contracción de las ventas a Rusia en el punto álgido de su recesión), la reducción en el dato total sería cercana al 1,8%. "Pero, la experiencia nos muestra que las importaciones caerían fuertemente también, debido a que algunas de ellas se emplean normalmente en la producción de bienes que son posteriormente ‘re-exportados’ a China. Por tanto, en términos generales, el efecto directo podría ser una reducción de nuestras estimaciones de PIB para este año del 1% y del 0,7% para el próximo, pero sin empujar al país a la recesión", detallan estos expertos.
Ahora bien, no podemos olvidar que las exportaciones son el 50% del PIB germano, "así que si los problemas de China desenvocan en una desaceleración de la demanda mundial en términos generales, Alemania sí se vería golpeada con especial dureza". Por otra parte, las caídas sufridas por la Bolsa podrían reducir el gasto doméstico, pues aunque los hogares alemanes tienen una proporción reducida de su riqueza en acciones, "son grandes ahorradores y los movimientos de la renta variable han tenido efectos importantes en la confianza del consumidor en el pasado".
En conclusión, aunque no debemos bajar la guardia pues China supone una amenaza particular para Alemania, "nuestras previsiones actuales sobre la demanda global implican que las exportaciones germanas deberían continuar expandiéndose a tasas sólidas en los próximos trimestre y el crecimiento incluso repuntar un poco".