El independentismo va ganando adeptos en una Europa que se empeña en no desmoronarse. Como proyecto común que busca potenciar las semejanzas y desdibujar las diferencias, la Unión Europea tiene que hacer frente al ansia que existe en muchas regiones europeas de separarse de sus países. Buscar reforzar la Unión en un momento histórico en […]
Dirigentes Digital
| 06 ene 2018
El independentismo va ganando adeptos en una Europa que se empeña en no desmoronarse. Como proyecto común que busca potenciar las semejanzas y desdibujar las diferencias, la Unión Europea tiene que hacer frente al ansia que existe en muchas regiones europeas de separarse de sus países. Buscar reforzar la Unión en un momento histórico en el que ha perdido por primera vez uno de los miembros más potentes, Reino Unido, no se presenta como tarea fácil.
En el corazón de Bruselas, donde conviven nacionalidades de toda Europa y se encuentran idiomas comunes para entablar relaciones, se vive como algo paradójico el afán de separatismo de algunas regiones. Sin embargo, son muchos los Estados miembros que, como España con Cataluña, experimentan el auge de movimientos independentistas. Es el caso de Bélgica con Flandes o de Italia con Padania… Y como Reino Unido con Escocia, aunque los separatistas en este caso perdieron en el referéndum.
Con el avance del independentismo en Cataluña y la situación de crisis que ha llevado al Gobierno de España a aplicar el artículo 155 de la Constitución para volver a recuperar la legalidad en la Comunidad Autónoma, los ojos de Europa se han puesto en este proceso. Los movimientos independentistas se suman sin duda a la causa catalana, pero los Gobiernos europeos toman distancia de una situación que bien puede producirse entre sus fronteras.
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