Desde pasado 9 de Mayo hasta el 25 de Septiembre, el pintor noruego Edvard Munch y el holandés Vincent Van Gogh, unen sus caminos en la exposición Van Gogh & Munch en el Museo Munch de Oslo, capital de Noruega. Ambos artistas son considerados los padres del Expresionismo y, a pesar de no haber llegado […]
Dirigentes Digital
| 03 jul 2015
Desde pasado 9 de Mayo hasta el 25 de Septiembre, el pintor noruego Edvard Munch y el holandés Vincent Van Gogh, unen sus caminos en la exposición Van Gogh & Munch en el Museo Munch de Oslo, capital de Noruega. Ambos artistas son considerados los padres del Expresionismo y, a pesar de no haber llegado a conocerse personalmente y tener estilos muy diferentes, coincidieron en el tiempo y llegaron a crear paisajes muy similares en sus obras.
De hecho, este juego entre las similitudes y diferencias entre el uno y el otro es el leit motiv de la exposición Van Gogh+Munch en el Museo Munch de Oslo, que ha logrado reunir más de un centenar de obras de arte de estas dos almas gemelas del siglo XIX. El recorrido de la exposición sigue unas pautas estudiadas en las que se va mostrando las grandes obras de ambos artistas por separado, pero conduce al visitante a espacios en los que se indaga en los temas comunes y los paralelismos entre sus obras.
Pero el momento estrella llega, precisamente, cuando se contempla la versión propia de cada artista sobre la Noche Estrellada, La de Van Gogh, La noche estrellada sobre el Ródano (1889), y la Noche Estrellada de Munch, pintada entre 1922 y 1924. En estas obras es cuando según Magne Bruteig, comisario noruego de la exposición, se contempla la combinación de simplicidad y complejidad en el vocabulario visual empleada por los dos artistas.
Hasta el 25 de Septiembre se puede disfrutar de la exposición Van Gogh & Munch en el Museo Munch de Oslo, y a partir de dicha fecha las obras serán trasladadas al Museo Van Gogh de Ámsterdam con motivo del 125 aniversario de la muerte del pintor holandés.
Tras los pasos de Edvard Munch en Oslo
El pasado 2013 Noruega celebraba el 150 aniversario del nacimiento de Edvard Munch, año emblemático en el que, principalmente Oslo y sus alrededores, preparó una extensa agenda de exposiciones y acontecimientos que permitían descubrir todas las facetas de este reconocido artista noruego.
Tras ese año conmemorativo, la ciudad decidió mantener un recorrido por los lugares que inspiraron al pintor noruego, como la colina Ekeberg, sede actual del Parque de Esculturas Ekeberg, Åsgårdstrand y Kragerø, pequeños pueblos pesqueros a orillas del Fiordo de Oslo, Ekely, barrio de Oslo donde residió durante 28 años o el Auditorio de la Universidad de Oslo, que presume de tener 11 cuadros de gran tamaño pintados por Munch entre 1909 y 1916.
Munch aterriza en Madrid El Museo Thyssen-Bornemisza, en colaboración con el Museo Munch de Oslo, presenta el próximo 6 de Octubre la primera gran exposición dedicada al artista noruego en Madrid desde 1984, que examinará la larga y prolífica carrera de Edvard Munch a través de 80 obras del pintor, la mitad de ellas procedentes de la colección del Museo Munch.
La exposición pretende dar a conocer a Munch desde una perspectiva alejada de los estereotipos y prescindiendo de su obra más conocida, El Grito, de forma que nada logre hacer sombra a toda la amplitud de la obra que se expone. Paloma Alarcó, jefa de conservación de pintura moderna del Thyssen y comisaria de la exposición, subraya que la intención es que se entienda a Munch como conjunto, no por sus iconos.
Con una organización temática, la exposición abordará la representación de la figura humana en diferentes escenarios: la costa, la habitación del enfermo, el abismo, la habitación verde, el bosque, la noche, el estudio del artista… Edvard Munch ofrecerá un análisis de las estrategias artísticas de las que se valió para orientar el espacio hacia una dimensión psíquica y convertir sus composiciones en una perdurable verdad simbólica de la condición humana.
Sin duda alguna, una de las grandes protagonistas del Thyssen, a partir del 6 de octubre hasta el 17 de enero de 2016, será ‘Atardecer’, considerada la primera representación de la melancolía en la obra del artista noruego que refleja la ansiedad y soledad del hombre contemporáneo.