Yellen, la fortaleza del dólar, el hundimiento de las materias primas, las incertidumbres que rodean a la economía de los emergentes, con China a la cabeza, el exceso de oferta, la debilidad de la demanda… Muchos son los factores que presionan al metal precioso y que dificultan la visibilidad de sus precios. Sin embargo, esta […]
Dirigentes Digital
| 07 dic 2015
Yellen, la fortaleza del dólar, el hundimiento de las materias primas, las incertidumbres que rodean a la economía de los emergentes, con China a la cabeza, el exceso de oferta, la debilidad de la demanda… Muchos son los factores que presionan al metal precioso y que dificultan la visibilidad de sus precios.
Sin embargo, esta firma ha elaborado un modelo para tratar de prever la dirección que tomará el oro. La base de este análisis la conforman cuatro pilares: los cambios en el dólar ponderado por el comercio (impacto negativo), la inflación del IPC (positivo), los cambios en las rentabilidades nominales de los bonos a diez años estadounidenses (negativo) y el sentimiento del inversor (medido por el posicionamiento especulativo en el mercado de futuros, cuyo efecto es positivo).
Como complemento a estas apreciaciones, destacan que los cambios interanuales en los precios del petróleo están negativamente correlacionados con los del S&P 500; las variaciones en la volatilidad implícita (VIX) no ayudan a explicar los movimientos del metal precioso; mientras que la valoración del mismo parece estar asociada negativamente con los cambios en los activos bajo gestión de los ETPs de oro. Finalmente, y de forma sorpresiva, señalan que las variaciones en el tamaño del balance de la Fed y otros bancos centrales no son tampoco un factor significativo en los precios del oro, pues el tipo de cambio de las divisas recoge ya la mayor parte del impacto.
Por otra parte, señalan, tras analizar los datos disponibles para el periodo comprendido entre marzo de 1995 y octubre de 2015, que la relación negativa mostrada y la falta de importancia de la demanda física muestran que este "no es un factor relevante para explicar los precios del oro y confiere observaciones anecdóticas de que la demanda de futuros tiene más influencia en la valoración que la física".
No, reconocen, no existe un "santo grial" para explicar la evolución del oro. La principal conclusión que debemos extraer es que hay muchas variables que nos pueden ayudar a descifrar sus movimientos en distintos periodos de tiempo, pero su durabilidad normalmente el limitada. Así, por ejemplo, no siempre es válida la creencia popular de que un aumento de los rendimientos reales (derivado de un incremento de los nominales) es negativo para el oro. De forma similar, la inflación no es clave en todo momento, "debido a la mayor credibilidad de los bancos centrales en su lucha contra ella, o porque solo es importante cuando es muy alta".
En cualquier caso, teniendo todo esto en cuenta, la firma cree que "los precios del oro se verán limitados por el aumento de los tipos y la fortaleza del dólar en el corto plazo". Pero, advierten, su idea es que la rentabilidad de la deuda estadounidense no subirá de forma significativa, ante el papel que juegan los bonos como instrumento de la política monetaria actual.
Además, como decían al principio, consideran que la Fed está "potencialmente detrás de la curva y, por lo tango, es probable que la inflación aumente más de lo esperado, y esto es positivo para los precios del oro". Esto, sumado a su idea de que la fortaleza del dólar se reducirá, eliminará cierta presión negativa para la valoración del metal precioso.
Finalmente, subrayan: "El oro podría escalar posiciones con fuerza si la autoridad monetaria de Estados Unidos no sube los tipos tan agresivamente como es necesario para controlar las expectativas de inflación".