Tiempos convulsos para Brasil. La presidenta del país, Dilma Rouseff, ve cómo se desmorona su Gobierno. El presidente de la Cámara de Diputados aceptaba una de las peticiones de "impeachment" por lo que la líder del Partido de los Trabajadores podría ser destituida. La solicitud parte de las cuentas presentadas por su Gobierno para 2014. […]
Dirigentes Digital
| 09 dic 2015
Tiempos convulsos para Brasil. La presidenta del país, Dilma Rouseff, ve cómo se desmorona su Gobierno. El presidente de la Cámara de Diputados aceptaba una de las peticiones de "impeachment" por lo que la líder del Partido de los Trabajadores podría ser destituida.
La solicitud parte de las cuentas presentadas por su Gobierno para 2014. Según el Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU), los balances ‘pecaban’ de haber sido maquillados. Por lo tanto, el organismo decidió no aceptarlas, algo que sólo ha pasado dos veces en los 80 años de historia del TCU.
Según el Tribunal, las irregularidades afectarían a unos 1.000 millones de euros. Para intentar salir del paso, el ministro Augusto Nardes has señalado que "los actos fueron practicados para evidenciar una situación fiscal incompatible con la realidad" ya que en 2014 se vivió un "desgobierno fiscal".
De esta forma, la presidenta habría cometido un "delito de responsabilidad", lo que podría derivar en su destitución, algo que la oposición y gran parte de los ciudadanos brasileños piden desde hace tiempo por la situación económica y social que vive el país.
En cambio, Rousseff acaba de recibir un soplo de aire fresco después de que el Supremo Tribunal Federal haya paralizado el proceso temporalmente. ¿La razón? Durante la constitución de la comisión, se produjeron, supuestamente, algunas irregularidades en la Cámara de Diputados ya que hubo empujones y se estropearon las urnas eléctricas.