La búsqueda de eficiencia de las empresas españolas no solo requiere la utilización sensata de los recursos para obtener buenos resultados. Cada vez es más importante que los espacios en las empresas estén adaptados a las necesidades de los trabajadores y de las empresas, así como a las novedades digitales, de forma que las nuevas […]
Dirigentes Digital
| 30 ene 2018
La búsqueda de eficiencia de las empresas españolas no solo requiere la utilización sensata de los recursos para obtener buenos resultados. Cada vez es más importante que los espacios en las empresas estén adaptados a las necesidades de los trabajadores y de las empresas, así como a las novedades digitales, de forma que las nuevas herramientas se integren de una manera inteligente en el entorno de trabajo. Esta adaptación es notoria sobre todo en empresas del sector financiero, que integra compañías dedicadas a la banca y también a los seguros. La digitalización de los procesos de trabajo está más avanzada en este sector, ya que la madurez de esta adaptación, según las propias empresas, alcanza el 78%, conforme a los datos que revela el estudio “Smarter Workspaces” realizado por KYOCERA. A pesar del considerable nivel de madurez en cuanto a la adaptación tecnológica que afirman tener las empresas del sector financiero, aún tienen margen de mejora, ya que la integración total solo se produce en el 28% de ellas. Sin embargo, se trata del sector con mayor apoyo a la transformación de espacios para convertirlos en espacios inteligentes. De hecho, dos de cada tres empresas se muestran favorables a esta reconfiguración. Además, el informe desvela que el 45% del sector financiero busca una mayor eficiencia. La contrapartida de que la eficiencia sea una de las principales prioridades es que la sostenibilidad o la reducción de la huella ambiental están lejos de generar interés para las empresas. Tan solo el 9% consideran la sostenibilidad como una prioridad. Otra de las cuestiones por mejorar de las empresas es la flexibilidad laboral. Los cambios tecnológicos proporcionan un gran potencial para modificar las condiciones de trabajo, si bien tan solo una de cada cuatro empresas está dispuesta a hacer realidad cambios notables, mientras que solo un 14% son activas a la hora de realizar estos cambios.