El ministro de Economía, Luis de Guindos, ya ha anunciado que será el consejero más antiguo de la CNMV, Juan Manuel Santos-Suárez, quien asumirá la presidencia del supervisor nacional. Continuar con la transposición de la Directiva MiFid II será uno de los retos pendientes para Santos-Suárez, una labor en la que Rodríguez ha puesto especial […]
Dirigentes Digital
| 06 oct 2016
El ministro de Economía, Luis de Guindos, ya ha anunciado que será el consejero más antiguo de la CNMV, Juan Manuel Santos-Suárez, quien asumirá la presidencia del supervisor nacional. Continuar con la transposición de la Directiva MiFid II será uno de los retos pendientes para Santos-Suárez, una labor en la que Rodríguez ha puesto especial énfasis en estos años al frente de la CNMV. De hecho, la mayor participación del organismo en los supervisores internacionales como ESMA o Iosco ha sido uno de los principales logros de la hasta hoy presidenta de la institución.
Sin embargo, los momentos de tensión serán más recordados por los inversores. Rodríguez llegó al cargo recogiendo las cenizas del caso Bankia, tras decidir el organismo, entonces presidido por Julio Segura, no publicar las cuentas de la entidad al no estar respaldadas por los auditores. Pero fue demasiado tarde. Las acciones de la entidad se habían desplomado en Bolsa provocando un serio agujero en el bolsillo de los ahorradores que habían apostado por el valor en su salida a Bolsa.
Con Rodríguez ya en el cargo, tardía fue también su actuación en el preconcurso de acreedores de Pescanova, que perdió más de la mitad de su valor antes de abrir una investigación para confirmar un posible abuso de mercado. Muy sonado también fue el caso de Gowex. Aunque desde el organismo siempre defendieron que era papel de BME supervisa a una entidad cotizada en el MAB, lo cierto es que tampoco hizo nada para evitar el impacto de la quiebra de la compañía para los inversores. Fue una firma estadounidense, Gotham City Research, la que denunció las cuentas falsas de la firma. Pero la Comisión no fue capaz ni de prever ni de limitar aquello de lo que sí fueron conscientes en EEUU.
Eso sí. El caso de Gowex sirvió al menos para reforzar la supervisión sobre el Mercado Alternativa Bursátil (MAB), modificando también la Ley de Fomento de la Financiación Empresarial.
A finales de 2015, Rodríguez también tuvo que hacer frente a la falsedad en las cuentas de Abengoa, con una deuda mucho mayor a la considerada inicialmente. La burbuja de deuda de la compañía andaluza estalló de improviso, pero no de manera sorprendente. Desde hacía más de un año la compañía emitía señales preocupantes, pero ni el auditor, ni el supervisor han dado la luz de alarma hasta que ha sido demasiado tarde.
Otro de los momentos de tensión más recientes para el organismo fue el escándalo de Banco Madrid, intervenido, y liquidado después, por el supuesto blanqueo de capitales de su matriz BPA. En este caso, Rodríguez consiguió imponer su posición para que se reconocieran las normas sobre IIC, protegiendo los ahorros invertidos en fondos, sicavs y planes de pensiones de la gestora de la entidad. Aunque los ahorradores vieron sus inversiones atrapadas durante demasiado tiempo.
Protección al inversor
Elvira Rodríguez ha puesto especial énfasis durante su mandato a la protección al inversor, especialmente en lo que se refiere a la agresiva comercialización de productos financieros en las entidades bancarias. Sin embargo, las principales medidas tomadas en este ámbito han dejado bastante que desear, a juicio de los expertos. No se trata solo de los ‘espías’ con los que la CNMV pretende destapar las malas prácticas de los banqueros en las sucursales (una medida cuya efectividad aún está por ver).
El semáforo del riesgo con el que se pretende facilitar al inversor la identificación de los distintos productos financieros según su distinto nivel de riesgo implementado por el Ministerio de Economía y apadrinado por la CNMV, no sólo no ha conseguido tranquilizar al sector, sino que ha sido duramente criticado.
Para empezar, porque en principio rebajaba de 8 a 6 los niveles de riesgo. Y para terminar, porque en realidad, no incluye activos de verdadero peligro para los inversores. "A mí me parece un sistema complejo para un público no experto en finanzas. Presupone, por ejemplo, que el inversor o el ahorrador es capaz de interpretar el riesgo crediticio", indicaban entonces fuentes financieras. Y es que el inversor tendrá que estar atento a factores como, por ejemplo, los posibles cambios de rating en el mercado de deuda.
En realidad, hay pocos activos incluidos en la norma que puedan suponer un serio riesgo para los inversores. No están incluidos, por ejemplo, figuras como los derivados, CFDs, depósitos estructurados, seguros unit linked, warrants, etc. En definitiva, una categoría englobada en los famosos PRIIP (Packaged Retail Investment and Insurance Products), y que supone mucho mayor riesgo para los inversores.