Del auge al declive Entre 2004 y 2012 la electricidad europea procedente de la energía fotovoltaica aumentó considerablemente, desde los 700 a los 62.400 millones de kilovatios hora (kwh). Este aumento fue impulsado por Alemania, España e Italia, donde se encuentran el 80% de las instalaciones fotovoltaicas. La súbita expansión de la energía fotovoltaica fue […]
Dirigentes Digital
| 29 oct 2015
Del auge al declive
Entre 2004 y 2012 la electricidad europea procedente de la energía fotovoltaica aumentó considerablemente, desde los 700 a los 62.400 millones de kilovatios hora (kwh). Este aumento fue impulsado por Alemania, España e Italia, donde se encuentran el 80% de las instalaciones fotovoltaicas. La súbita expansión de la energía fotovoltaica fue posible por unas políticas públicas favorables (un sistema de obligaciones de compra de renovables y subvenciones), a lo que se suma la fuerte y continua caída de los precios de las instalaciones, intensificado por la competencia china. Europa lideraba el sector en ese momento, registrando el 70% de la producción en 2012.
La disminución de la energía solar fue tan súbita como súbito fue su aumento. La burbuja que estalló en 2011 fue precedida por la finalización de las subvenciones nacionales y europeas, tras la multiplicación en el número de proyectos especulativos, además de la guerra de precios de los módulos. Las crisis económicas sucesivas también han debilitado al sector, que experimentó un descenso en su rentabilidad. Como resultado, las insolvencias empresariales en el sector alcanzaron su punto máximo en Europa entre 2011 y el 2012. En Francia, por ejemplo, casi se triplicaron.
Por lo tanto Europa, que durante mucho tiempo había liderado el desarrollo de la energía fotovoltaica debido a su compromiso y las instalaciones existentes, se ha situado tras Asia, que ahora posee el 60% de las instalaciones. Los economistas de Coface consideran que esta desaceleración es temporal, y se mantienen optimistas sobre la posición de la energía fotovoltaica en la combinación energética europea a medio plazo.
Corto plazo: el problema de la sobrecapacidad eléctrica en Europa
Según el último informe de Coface, en el corto plazo, el crecimiento de las energías renovables en general y las fotovoltaicas en particular, corre el riesgo de sobrecapacidad de producción en Europa.
El declive posterior a la crisis de la actividad industrial causó una caída significativa en el consumo de electricidad desde 2010. Esta situación llevó a la sobrecapacidad e hizo disminuir los precios de la electricidad mayorista, situación que tuvo gran impacto en los proveedores cuyos costes fijos ya eran altos. Al mismo tiempo, el problema de la sobrecapacidad se vio agravado por el deseo del publico general de avanzar hacía un uso de la energía cada vez más "verde", promoviendo el ahorro de energía. Como resultado, la amortización de los costes vinculados a las inversiones pasadas se convirtió en una carga muy pesada, ya que las ganancias de las empresas "tradicionales" se habían reducido. Este exceso de oferta y la falta de interconexiones entre los países europeos hicieron menos atractivo el sector de la generación eléctrica.
Medio plazo: independencia energética para Europa
En el medio plazo, desde Coface apuntan que parece probable la recuperación del sector fotovoltaico, principalmente debido a la integración de la energía europea. El problema de intermitencia, debido a las diferencias de intensidad de luz solar, se resolvería. Esto también permitiría desarrollar nuevos sistemas de almacenaje y daría lugar a ajustes continuos en la oferta y demanda de energía a través de varias redes. El objetivo actual de la Unión Europea para lograr un objetivo de interconexión del 10% (en términos de consumo anual), en un coste estimado de 150.000 millones de Euros, en este momento solamente se ha alcanzado en Alemania y Francia, de los cinco países estudiados.
"Para las empresas, las buenas perspectivas para el sector a medio plazo beneficiarán a los servicios relacionados con el mantenimiento y la conservación de los paneles solares. En gran medida, la producción de paneles seguirá en manos extranjeras, incluso aunque las empresas alemanas hayan logrado, mediante el desarrollo de la automatización, bajar los precios hasta los niveles de los módulos chinos", explicó Khalid Aït Yahia, economista de Coface.
Por último, están las cuestiones vinculadas a la conferencia del cambio climático COP21. Estas incluirán mejorar el acceso a las energías renovables, apoyar el desarrollo internacionalmente, y crear oportunidades de mercado significativas. En Europa ya existen objetivos: los gases de efecto invernadero se deberán reducir otro 20% para el 2020, lo que representa una reducción del 40% desde los niveles de 1990. Esta reducción es equivalente a cerrar 400 centrales eléctricas. Las nuevas medidas introducidas podrían tener un efecto tijera: el coste de la energía tradicional aumentará, mientras que la energía procedente de las fotovoltaicas sería más económica, lo que reduciría el coste de las instalaciones y al final haría más rentables las inversiones.