En su artículo, el Banco de España analiza el impacto de las variaciones del precio del petróleo sobre el índice de precios de consumo (IPC) en la economía española desde una perspectiva histórica. La evidencia que se proporciona revela un grado de traslación sustancial de estas variaciones a los componentes del IPC vinculados a los […]
Dirigentes Digital
| 11 may 2017
En su artículo, el Banco de España analiza el impacto de las variaciones del precio del petróleo sobre el índice de precios de consumo (IPC) en la economía española desde una perspectiva histórica. La evidencia que se proporciona revela un grado de traslación sustancial de estas variaciones a los componentes del IPC vinculados a los combustibles y los carburantes (efecto directo). Sin embargo, la incidencia estimada sobre el coste de los factores productivos utilizados por las empresas (efectos indirectos) y sobre las expectativas de inflación o los salarios (efectos de segunda vuelta) resulta, en promedio, moderada. “Por consiguiente, en la situación actual, en ausencia de nuevas perturbaciones en la senda esperada del precio del crudo, cabría esperar que el repunte del IPC observado en los primeros meses de 2017, ligado a efectos de comparación producidos por el bajo precio de esta materia prima durante buena parte de 2016, sea fundamentalmente transitorio y, por tanto, coherente con una trayectoria descendente de la inflación en los próximos meses”, indican desde la autoridad bancaria. Según indican los expertos del Banco de España en su artículo, esta poca incidencia se explicaría, entre otros motivos, por la escasa coincidencia de cambios acusados en los precios del crudo con otras perturbaciones de materias primas, por la mayor eficiencia energética actual, así como por ciertos cambios en el entorno institucional y el marco operativo de la política monetaria. “Respecto a esta última, el compromiso explícito por parte de los principales bancos centrales con la estabilidad de precios habría contribuido a anclar las expectativas de inflación de los agentes, de modo que se reduciría el impacto de las variaciones transitorias del precio del petróleo sobre los precios de consumo”, indican. En su artículo, los expertos distinguen entre 3 efectos del petróleo sobre la evolución de precios: directos, indirectos y de segunda ronda. Respecto a los EFECTOS DIRECTOS, recuerdan cómo el gasto en gasto en consumo final de las familias en productos derivados del petróleo es significativo (6,1 % según las actuales ponderaciones del IPC). Explican los expertos que los EFECTOS INDIRECTOS, surgen como consecuencia de las variaciones que se producen en los costes de las empresas debido a las modificaciones en el precio del crudo, siendo mayores para aquellas actividades que emplean tecnologías más intensivas en el uso del factor petróleo o de sus derivados. A partir de modelos desagregados elaborados por el Banco de España, y, como se puede observar, los efectos sobre los componentes no energéticos son muy reducidos. En concreto, un aumento del precio del crudo del 10 % supondría, en promedio, un incremento de tres centésimas del IPC no energético al cabo de seis meses. Los mayores efectos se detectan sobre los alimentos no elaborados, con un incremento calculado de 1,6 décimas al cabo de seis meses. Por otro lado, el impacto sobre la inflación de los efectos directos e indirectos descritos en las secciones anteriores puede afectar a los procesos de formación de expectativas de los agentes, dando lugar a lo que se conoce como EFECTOS DE SEGUNDA VUELTA. Según indican, las variaciones en el precio del petróleo afectan a las expectativas de inflación, lo que incide sobre los salarios negociados en el año en curso. Sin embargo, recuerdan que la negociación colectiva en España se caracteriza por una elevada inercia, como consecuencia del peso de los convenios de carácter plurianual. “Asimismo, es frecuente que estos acuerdos contengan cláusulas de salvaguarda que se activan cuando la inflación, cualquiera que sea su razón, excede la tasa tomada como referencia en el convenio. Por ello, una parte importante del posible efecto del encarecimiento del crudo sobre los salarios nominales se explica por la existencia de cláusulas de salvaguarda”.