La hora de la verdad ha llegado. Hace justo dos meses que se celebraron las elecciones, pero todavía no se vislumbra un Gobierno viable. Pocas cosas han cambiado desde diciembre, aunque hay algunas significativas. Las últimas semanas están siendo negras para el PP con la aparición de nuevos casos de corrupción, que le aísla todavía […]
Dirigentes Digital
| 19 feb 2016
La hora de la verdad ha llegado. Hace justo dos meses que se celebraron las elecciones, pero todavía no se vislumbra un Gobierno viable. Pocas cosas han cambiado desde diciembre, aunque hay algunas significativas. Las últimas semanas están siendo negras para el PP con la aparición de nuevos casos de corrupción, que le aísla todavía más del resto de partidos. Sánchez ha pasado del rotundo perdedor de las elecciones al sacar los peores resultados del PSOE en la democracia a ser el candidato con más posibilidades de alcanzar Moncloa. Y Podemos cada día que pasa se presenta más fragmentado con sus fuerzas de confluencia.
Lo que no ha cambiado nada es el número de escaños de cada partido tras las elecciones, manteniéndose la sensación de ingobernabilidad. El más claro ha sido Rajoy. Después de la espantada táctica a la investidura e insistir públicamente en un acuerdo PP, PSOE y Ciudadanos, el presidente en funciones aireó esta semana con sus homólogos europeos su verdadero punto de vista. "Lo más posible es que haya nuevas elecciones", dijo al premier británico, David Cameron, y a cualquiera que le quisiera oír. Y eso que el mismo día, su equipo en España proponía a Pedro Sánchez y Albert Rivera la vicepresidencia del futuro Gobierno.
El PP dejó paso a Pedro Sánchez para que se estrellara en el intento de formar Ejecutivo y posteriormente Rajoy dar un paso al frente. El líder del PP desde que se celebraron las elecciones se ha mantenido pasivo, esperando a que le faciliten el Gobierno sin mover un dedo. Saben que necesitan al PSOE y Ciudadanos para gobernar, pero hasta esta semana no ha propuesto nada. El problema es que Rajoy se encuentra cada vez más marginado. Los problemas de corrupción en Valencia y Madrid hunden al partido más en el fango y dificulta aún más un posible acuerdo. Los negocios sucios de los miembros del partido apenas acaban de salir y nadie quiere pactar ni facilitar Gobierno a un partido que puede terminar anegando a Rajoy cuando se abandera la regeneración política.
Pero si es complicada la situación de los populares no es menos la de los socialistas. La realidad de Pedro Sánchez es que tiene pocasposibilidades de ser investido. Ni a derecha le salen los números con Ciudadanos. Ni a izquierda con Podemos. Necesita el apoyo de Rivera y de alguien más. Imposible que el PP ofrezca algo en este sentido. Necesita el apoyo de Iglesias y alguien más. ERC y DiL ya han cerrado la puerta si no hay referéndum y Ciudadanos ha vetado a Podemos.
Ante este escenario, el partido de Pablo Iglesias es el que está más cerca de alcanzar sus objetivos, convertirse en el primer partido de izquierda. La propuesta de Podemos al PSOE de entrar en el Gobierno y un referéndum en Cataluña empuja directamente a Sánchez a los brazos de la coalición pretendida por Rajoy. Son el único partido que han reconocido no temer a unas nuevas elecciones con expectativas de aumentar los votos en unas nuevas elecciones y tampoco le desagradaría quedarse como líderes de la oposición si hay un gran coalición.