Después de congelar el depósito que Argentina realizara en junio de 2014 para cumplir con un vencimiento de su deuda, la justicia norteamericana abrió ahora un nuevo capítulo al permitir al Citibank Argentina "cumplir con sus obligaciones en relación con los intereses de los bonos en dólares bajo ley argentina", según informó la entidad. El […]
Dirigentes Digital
| 26 mar 2015
Después de congelar el depósito que Argentina realizara en junio de 2014 para cumplir con un vencimiento de su deuda, la justicia norteamericana abrió ahora un nuevo capítulo al permitir al Citibank Argentina "cumplir con sus obligaciones en relación con los intereses de los bonos en dólares bajo ley argentina", según informó la entidad.
El compromiso podrá ser honrado el 31 de marzo y el 30 de junio, de acuerdo con lo informado por la filial argentina del Citi, que señaló también que el juez Griesa la autorizó para que "ejecute su salida del negocio de custodia de títulos en Argentina".
Tal proceso "se llevará a cabo en total acuerdo con las leyes y regulaciones vigentes", expresó el banco, detallando que se propone realizar esa salida de manera inmediata.
Default original
El default de Argentina se remonta a 2001, cuando el país vivió una conmoción social y política terminal. El presidente de aquella época, Fernando de la Rúa, abandonó el cargo y su sucesor Adolfo Rodriguez Saa anunció la suspensión del pago de la deuda externa.
Los fondos especuladores comenzaron entonces a comprar títulos a precios de entre 15% y 30% de su valor nominal. En 2003 se registró la primera demanda para cobrar el 100% de los bonos. La había presentado NML Capital, el fondo de Paul Singer.
En 2005, el presidente Néstor Kirchner realizó el primero de dos canjes de la deuda. El Gobierno argentino emitió nuevos títulos con una quita del 76% del valor original. El segundo sería en 2010, culminando con una reestructuración del 93% de los títulos, la más alta de la historia contemporánea.
Embargo
El juez de Nueva York Thomas Griesa determinó en 2012 que Argentina debía pagar esos nuevos títulos y también los antiguos, aquellos que quedaron en manos de Paul Singer y los otros fondos que no aceptaron la reducción, los llamados "buitres".
Por ese fallo, Argentina estaba obligada a pagar unos 1.300 millones de dólares, más intereses, a los tenedores, obligación que Cristina Fernández se ha negado reiteradamente a aceptar.
Con la intransigencia de ambas partes se abrió un largo capítulo de batallas judiciales hasta la llegada, en junio de 2014, del mediador Dan Pollack para conciliar las posiciones.
Las negociaciones resultaron infructuosas. El 30 de junio, el país sudamericano tomó una arriesgada decisión: depositar 539 millones de dólares correspondientes a un vencimiento de la deuda reestructurada. Previsiblemente, el depósito fue congelado por Griesa hasta tanto Argentina no pagase a los buitres.
Flexibilización
La nueva decisión del juez, de fecha 20 de marzo, significa una ligera mejora de escenario para Argentina y para el Citi, después que la presidenta de ese país advirtiera la semana anterior que podría quitarle al Citi la licencia y aplicarle sanciones por no cumplir con la ley local.
El Citi "ha cumplido un papel relevante en la economía argentina durante más de 100 años y espera continuar desempeñando ese rol a lo largo de las décadas venideras", expresó la entidad al comentar la decisión de Griesa, detallando su intención de dejar de operar con bonos reestructurados de deuda argentina "tan pronto como sea posible".
La medida, no obstante, no modifica el estado de "desacato" en que se encuentra Argentina desde septiembre de 2014, cuando Griesa consideró que el país desobedeció su sentencia de pagarle 1.300 millones de dólares a un grupo de holdouts, entre ellos NML Capital.