Deshace posiciones desde máximos de cinco meses y medio el euro, mientras se calma la euforia por la victoria de Emmanuel Macron en la primera ronda de las elecciones francesas, pero la fortaleza mostrada por la moneda única no pasa desapercibida para los expertos… Más si cabe, ante las renovadas esperanzas en la reforma fiscal […]
Dirigentes Digital
| 26 abr 2017
Deshace posiciones desde máximos de cinco meses y medio el euro, mientras se calma la euforia por la victoria de Emmanuel Macron en la primera ronda de las elecciones francesas, pero la fortaleza mostrada por la moneda única no pasa desapercibida para los expertos… Más si cabe, ante las renovadas esperanzas en la reforma fiscal de Donald Trump, una Reserva Federal (Fed) en claro ciclo alcista de tipos, que contrasta con un Banco Central Europeo (BCE) comprometido con los estímulos. Sin olvidar que los riesgos en el Viejo Continente no se han resuelto ni mucho menos… Pero, a pesar de todo ello, lo cierto es que la recuperación del euro desde su último mínimo reciente en los 1,04 dólares (a finales de 2016) se ha producido a pesar de la cada vez mayor divergencia entre ambas autoridades monetarias, y de que los fundamentales de Estados Unidos y las incertidumbres a este lado del Atlántico apoyan un billete verde más fuerte. De hecho, Jonathan Loynes, de Capital Economics, señala que “si se hubiera mantenido la relación entre tipo de cambio de ambas divisas y los movimientos en la expectativas relativas a los tipos de interés, el euro habría estado cerca de la paridad ya en las últimas semanas”. Esto, continúa, no quiere decir que la moneda única vaya a caer bruscamente en cuanto se restablezca la misma, pues también se beneficia de otros factores positivos, especialmente la reducción del riesgo político percibido en la Zona Euro. Influencia que podría aumentar más en el corto plazo si finalmente Macron se alza con la victoria en la segunda ronda, tal y como apuntan los sondeos. Así las cosas, este experto cree que los movimientos de la divisa se ven “falseados” pues las previsiones respecto a la política monetaria están más centradas en las compras de activos (QE) del BCE, concretamente en su fin antes de lo esperado, más que en los tipos, cuyo aumento “sigue siendo lejano”. Por tanto, “es posible que la brecha entre el euro y las expectativas de tipos se reduzca pronto a medida que el alivio de los comicios galo se desvanezca. Mientras tanto, seguimos creyendo que la Fed endurecerá su política más agresivamente de lo que el mercado espera, mientras la autoridad monetaria del Viejo Continente se mantiene flexible. Tendiendo en cuenta esto, seguimos cómodos con nuestra previsión de que la paridad llegue a finales de año”. Por el contrario, James Butterfill, director de análisis y estrategia de inversión en ETF Securities, apuesta por un fortalecimiento de la moneda única: “Debido a las claras mejoras económicas y al aumento de las expectativas inflacionarias, creemos que el BCE podría terminar su programa de QE a fin de año; la disminución del estímulo debería impulsar al euro hacia los 1,10 dólares en los próximos meses”. También Amundi considera que “con la subida de los tipos a largo plazo alemanes y el ruido relacionado con un posible cambio en la política del banco central , es probable que el euro se revalorice este año, pero para ello deberán superarse varios obstáculos políticos”. Y, al mismo tiempo, señala que “la evolución del dólar viene dictada actualmente por el diferencial del tipo a largo plazo. Las autoridades estadounidenses (la Fed, la nueva Administración) no toleraría una revalorización importante del billete verde. Sin embargo, unas medidas de estímulo importantes le impulsarían”. En este sentido, Saxo Bank apunta a más volatilidad para el dólar en este segundo trimestre: “Prácticamente todo dependerá de Trump, aunque el potencial de revalorización de la moneda ha aumentado por el escepticismo de los mercados”.