La puesta en escena del choque de trenes entre Grecia y Bruselas, protagonizada por el ministro de Finanzas griego, Yanis Varufakis, y el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, hacía presagiar un final trágico para el país si no cedía en sus pretensiones. Pero la frenética actividad de contactos internacionales del nuevo Gobierno, con una gira que llevará a Varufakis por París, Roma, Londres y que culminar con la visita del primer ministro, Alexis Tsipras, a Bruselas está rebajando las tensiones y acercando posturas para dar un respiro a Grecia.
La Comisión Europea está comenzando a filtrar que la troika podría desaparecer para cumplir con las exigencias de Atenas. El pasado viernes Varufakis ya dijo de manera desafiante que no la consideraba un interlocutor válido delante de Dijsselbloem. La concesión sería a cambio de que el Ejecutivo griego se comprometiera a seguir con la agenda de reformas. Sin la troika, las inspecciones de los hombres de negro y el dictado de austeridad desaparecerían para dar más margen a Grecia para impulsar sus propias medidas y cumplir con las exigencias macroeconómicas de Bruselas.
Grecia ha encontrado un aliado previsible en Francia que se ha ofrecido como mediador con el resto de socios europeos. Michel Sapin, ministro de Finanzas de Francia, hizo frente común con Varufakis para buscar un nuevo acuerdo favorable para el país. Mantuvo que no se realizará una quita sobre la deuda helena, pero apoyo la propuesta de que los préstamos e intereses estuvieran vinculados al crecimiento de la deuda griega y no a los actuales vencimientos, que expuso Varufakis.
Aunque Dijsselbloem rechazó la idea de crear unas nuevas comisiones de negociación, la Comisión Europea estudia la manera de que el Gobierno griego pueda vender una victoria a los ciudadanos sin que se abandone la agenda reformista. Con la eliminación de la troika se busca que Tsipras abandone la idea de una quita.
Esta misma semana se podría dar algunos pasos en esta dirección. El primer ministro griego acudirá el próximo jueves a Bruselas para reunirse con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. El plan de Grecia pasa por presentar en los días su propio programa de reformas y de pago de deuda al BCE, FMI y otros socios europeos como Alemania.