La política monetaria seguirá siendo acomodaticia durante mucho tiempo, los tipos bajos han llegado para quedarse ‘todo lo que sea necesario’, pero hay un cambio en marcha: la vía fiscal ha entrado en escena y promete turbulencias… Una y otra vez, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, se dirige a los gobiernos […]
Dirigentes Digital
| 10 oct 2016
La política monetaria seguirá siendo acomodaticia durante mucho tiempo, los tipos bajos han llegado para quedarse ‘todo lo que sea necesario’, pero hay un cambio en marcha: la vía fiscal ha entrado en escena y promete turbulencias… Una y otra vez, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, se dirige a los gobiernos de la Zona Euro y les pide que actúen, con reformas sí, pero también con medidas fiscales (con especial mención para Alemania), para apoyar la recuperación y lograr un crecimiento sostenible en la región. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, parece el único que le ‘escucha’, de momento, y ha incrementado fondos, inversiones y objetivos del Fondo Europeo para Inversiones Estratégicas (EFSI por sus siglas en inglés o Plan Jucker). Este verano el Ejecutivo japonés aprobaba un paquete fiscal valorado en 130.000 millones de dólares; mientras, las inversiones de China en empresas de propiedad pública han aumentado en lo que va de año un 24%. Mientras, en la batalla por la presidencia de Estados Unidos se han prometido miles de millones en inversión para infraestructuras (Clinton). Sin embargo, ninguno de estos ‘suplementos’ logra cubrir las ansias de un mercado acostumbrado a las ingentes inyecciones de liquidez de los bancos centrales, y que se tambalea cada vez que le insinúan la posibilidad de que en algún momento lleguen a su fin… Desconfía de la eficacia de la vía fiscal, aunque al mismo tiempo es consciente de que los estímulos de las autoridades monetarias han tocado techo (o algo peor). Así, la agencia de calificación crediticia Fitch alerta de que las políticas fiscales podrían apoyar el crecimiento en el corto plazo, pero “pueden ir acompañadas de perturbaciones en el mercado financiero“. Primero, por la creencia de que una economía más fuerte debilitará la necesidad de mantener la flexibilización monetaria (incluso sin un repunte inmediato de la inflación). Y, segundo, por la idea de que simplemente estos estímulos no funcionan, pues su objetivo último es ser reemplazadas por el sector púbico cuando recupere tracción, pero sino lo hace y se vuelve a un crecimiento menor, pero con altos niveles de deuda pública. En este sentido, Christopher Dembik, economista de Saxo Bank, recuerda que, no obstante, actualmente “las condiciones de crédito a nivel mundial son las más laxas de la historia, con un rendimiento medio de los bonos del gobierno (todos los vencimientos incluidos) situándose cerca del 0,9%, nivel muy por debajo de la media del 2,30% vista en los últimos diez años. En algunos casos, la situación es aún más inusual, como en Alemania, donde más del 80% del papel cotiza con tipos negativos”. Con todo, este experto explica que la efectividad del gasto público (ni bueno, ni malo y no una solución milagrosa en cualquier caso) depende “depende del diagnóstico económico y su implementación. No obstante, interpretamos como una buena noticia que los políticos y gobiernos actúen y que la política monetaria ya no va a sustituir a la política fiscal, como se ha venido haciendo desde el 2008″. Su consejo para ellos: “Cueste lo que cueste, aléjense del anticuado proteccionismo y entiendan que es una pérdida de dinero y tiempo apoyar industrias que están condenadas a caer. Esas estrategias tienen cero posibilidad de triunfar”. Finalmente, Bank of America Merrill Lynch cree que la vía fiscal “debería beneficiar a la renta variable mundial, no sólo directamente a determinados sectores con menos impuestos y más gasto, sino también por su impacto en la mejora del crecimiento y la confianza”. Este tipo de ayudas, subraya la firma, “puede ayudar a mantener la productividad y el potencial, con inversión en infraestructuras y simplificando los esquemas tributarios, en un momento en el que el crecimiento se ha ralentizado notablemente en todo el mundo”.