Junio de 2014. Los precios del barril de crudo Brent superaban los 110 dólares de largo. Apenas seis meses después, no superaban los 48 dólares. Y un año más tarde, en enero de 2016, rondaban los 31 dólares. Hoy se sitúa en los 53 dólares, pero es evidente que la era de los 100 dólares […]
Dirigentes Digital
| 31 mar 2017
Junio de 2014. Los precios del barril de crudo Brent superaban los 110 dólares de largo. Apenas seis meses después, no superaban los 48 dólares. Y un año más tarde, en enero de 2016, rondaban los 31 dólares. Hoy se sitúa en los 53 dólares, pero es evidente que la era de los 100 dólares no se volverá a ver. Al menos en mucho tiempo. La caída del oro negro, un menor ritmo de crecimiento en China y las batallas internas de la OPEP y las externas con EEUU han provocado que los grandes fondos soberanos que antes basaban en el crudo su estrategia tengan que reinventarse para no morir asfixiados. Las conclusiones del último Informe de Fondos Soberanos 2016 elaborado por el Icex, IE Business School y KPMG, lo dejan claro. Pese a la caída de los precios del petróleo, y que algunos gobiernos están usando estos ‘activos’ para financiar sus abultados déficits, los gigantes de la inversión soberana empiezan a adaptarse al nuevo entorno y no parece que vayan a frenar en sus inversiones. Ni el apocalipsis ha llegado a los fondos soberanos, ni estos son los únicos salvavidas de sus Gobiernos. Sin ir más lejos, y aprovechando su buena calificación crediticia junto a unos bajos tipos de interés, Arabia Saudí logró levantar 5.000 millones de dólares en su primera emisión de bonos en 7 años en abril del pasado año, con el fin de financiar un deficit esperado en 10.000 millones de dólares. También Qatar ha buscado financiarse en unos mercados de deuda más baratos, del mismo modo que Kuwait, que el pasado año ya anunció que financiaría parte de su deficit esperado de unos 40.500 millones de dólares con emisiones de bonos en moneda extranjera. Hacia la evolución Aún así, es evidente que los fondos soberanos basados en el petróleo deben evolucionar, en un entorno en el que los precios a 100 dólares serán difíciles de volver a ver en el mercado. Y unas rentabilidades estables y resistentes serán clave en este nuevo entorno. “Por esta razón, es probable que inviertan una mayor parte de su efectivo en activos reales con horizontes de inversión a más largo plazo”, indican los expertos. De hecho, y según el informe, se espera también una disminución en la inversión en títulos de renta fija más segura, que ofrece actualmente ínfimos rendimientos, así como en acciones cotizadas, dada la volatilidad que se espera en el mercado. Actualmente, y según los datos que manejan los expertos, los fondos soberanos globales controlan casi el 10% de todas las acciones cotizadas a nivel global. Pero al cierre de 2015, mantenían cerca un 29% de su cartera total en mercados privados, lo que supone una inversión de 1,6 billones de dólares en valores no listados, y en sectores como infraestructuras y real estate. Unos sectores, junto con las start up tecnológicas, en los que los fondos habrían invertido más de 650.000 millones de dólares en los últimos años. Con lo que la cifra aumentará. Algunos ejemplos de esta tendencia se han dado precisamente en España, donde gigantes del sector como KIA (Kuwait Investment Authority) compró, junto con Macquarie Group los activos españoles de la energética E.ON, en un acuerdo valorado en 2.500 millones de euros. También en 2015, entró con una participación del 25% en la filial Global Power Generation (GPG) de Gas Natural. Otro ejemplo de diversificación es la decisión del fondo Public Investment Fund (PIF) (Arabia Saudí), de convertirse en un jugador global, algo que demostró con la inversión de 3.500 millones de dólares en la aplicación Uber. Y los inversores deben estar muy atentos a la próxima salida a Bolsa de Aramco, el gigante petrolero del país, que, según los cálculos oficiales, transformaría el fondo en el mayor del mundo, con más de 2 billones de dólares (1,75 billones de euros). Además, con la operación, y la transferencia de las acciones de la compañía a PIF, la fuente de ingresos del Gobierno vuelven a ser las inversiones, no el petróleo. Apoyo en otros fondos Ahora, inmobiliario e infraestructuras se pueden convertir en esos activos de largo plazo que los grandes fondos soberanos buscan para un rendimiento más sostenibles. Y en este entorno de diversificación respecto a las inversiones tradicionales, un trabajo ‘tú a tú’ con los gestores y buscar el apoyo de otros actores como los fondos de capital privado se torna indispensable. En el informe del ICEX, los expertos explican cómo durante una entrevista reciente, David Rubenstein, CEO de Carlyle Group, explicaba cómo “los fondos soberanos están creciendo en nuestra base de inversores, llegando al mercado en operaciones muy grandes y con compromiso a muy largo plazo. Y lo están haciendo a un ritmo que no habíamos visto antes”. Un ejemplo de esa colaboración es la del fondo soberano de Arabia Saudí y el de Kuwait junto al banco Softbank para invertir 100.000 millones de dólares. La idea es que estos gigantes de la inversión inyecten capital de forma directa en fondos de private equity o bien se alíen con ellos para llevar a cabo adquisiciones. Los expertos concluyen: los fondos soberanos necesitarán menos gestores, pero les ordenarán mandatos mayores y a más largo plazo. “A cambio, exigirán relaciones más estrechas”, indican, recordando que todos estos cambios harán que los fondos se conviertan en mejores gestores de su capital, cumpliendo de una forma más efectiva con sus mandatos en momentos de incertidumbre.