A finales de enero, ESMA emitió un dictamen para advertir sobre cómo las distintas clases de participaciones de un mismo fondo de inversión pueden diferir entre sí en los distintos países de la Unión Europea. Una realidad que va, de hecho, en contra de la idea de ‘unión del mercado de capitales’ bajo la que […]
Dirigentes Digital
| 01 feb 2017
A finales de enero, ESMA emitió un dictamen para advertir sobre cómo las distintas clases de participaciones de un mismo fondo de inversión pueden diferir entre sí en los distintos países de la Unión Europea. Una realidad que va, de hecho, en contra de la idea de ‘unión del mercado de capitales’ bajo la que nació la normativa UCITS. Este tipo de fondos pueden venderse a minoristas en toda la región. Sin embargo, no existe un marco común para las clases de acciones, con países que directamente prohíben la creación de estas divisiones de un mismo fondo, y otros que las permiten, con distintos grados de flexibilidad. Bajo este escenario, ESMA ha establecido cuatro principios que los fondos UCITS deben seguir a la hora de establecer esas distintas clases de participaciones, con el fin de garantizar un enfoque armonizado en toda la UE. Entre ellos, destaca la petición del supervisor para que las sociedades gestoras de fondos armonizados apliquen “procedimientos adecuados para minimizar el riesgo de que las características específicas de una clase de acciones puedan tener un impacto potencialmente adverso en otras clases de acciones del mismo fondo”, al haber detectado algunos casos así en su estudio sobre el sector Del mismo modo, alude a las gestoras para que todas las características de la clase de acciones sean predeterminadas antes de la creación del fondo, manteniendo máxima transparencia con los clientes, insistiendo en que “las diferencias entre las distintas participaciones de un mismo fondo deben ser reveladas a los inversores cuando tengan la posibilidad de elegir entre dos o más clases”. El supervisor es consciente de que estos nuevos principios pueden provocar que algunos inversores tengan que cambiar de clase de participación a otras que les beneficien más en su cartera, y da un plazo de 6 meses a las entidades para realizar este proceso de cambio. Tal y como explican desde Indexa, las clases de un fondo de inversión son distintos tipos de participaciones del fondo que conllevan cada una distinta comisión de gestión para los partícipes. “Las distintas clases de un fondo comparten el mismo nombre, al que se añade una letra que identifica la clase (A, B, C, … o en este caso “R” por “Retail”, P por “Private bank”, e I por “Institutional”). Cada clase tiene su código ISIN (su número de identidad de fondo) distinto para poder diferenciarlas sin ambigüedad”, indican. Por lo tanto, la comisión de gestión que cobran las gestoras de los fondos es distinta para las distintas clase. “La clase “Retail” (gran distribución, la clase más baja), suele tener una comisión entre el 0,10% y el 0,50% superior a la clase de banca privada, que a su vez suele tener una comisión de gestión entre un 0,10% y un 0,50% más alta que la clase institucional. En total, la diferencia entre la clase “Retail” (que se comercializa a los pequeños inversores) puede llegar a ser un 1% superior a la comisión que se cobra a los grandes inversores”, advierten.