¿Cómo se llevará a cabo la ‘desconexión’ de Reino Unido y la Unión Europea (UE)? ¿Cuánto tiempo tardará el Brexit en implementarse? ¿Cuáles serán las consecuencias de este ‘sonado divorcio’? ¿Qué significa para la economía de las dos regiones? Son tan sólo algunos ejemplos de las cuestiones pendientes de resolver. Preguntas, “demasiado fundamentales para permanecer […]
Dirigentes Digital
| 27 oct 2016
¿Cómo se llevará a cabo la ‘desconexión’ de Reino Unido y la Unión Europea (UE)? ¿Cuánto tiempo tardará el Brexit en implementarse? ¿Cuáles serán las consecuencias de este ‘sonado divorcio’? ¿Qué significa para la economía de las dos regiones? Son tan sólo algunos ejemplos de las cuestiones pendientes de resolver. Preguntas, “demasiado fundamentales para permanecer sin respuesta”, afirma James McCormack, jefe global de ratings soberanos de Fitch. La confusión, señala, ‘reina’ en Reino Unido, “principalmente porque el resultado de la consulta pilló al Gobierno sin preparación alguna”. Reconoce que se han dado pasos adelante, con el Ejecutivo de la primera ministra Theresa May en el mando desde julio, pero, aún así, nada de lo acaecido hasta el momento “arroja luz sobre los detalles críticos de las negociaciones o los objetivos de las mismas”. Falta transparencia, claridad y entendimiento y hay tres razones para creer que será una ‘ausencia’ persistente, denuncia. En primer lugar, la política de comunicación elegida por las autoridades (“no habrá comentarios”) significa que “empresas e inversores (británicos y extranjeros por igual) no podrán contar con la lectura de los posibles límites migratorios, acceso a los mercados de la UE (incluidos los servicios financieros) y el régimen transitorio hasta que se produzca la salida del mercado único, si sucede, ni tampoco sobre la implementación de un nuevo acuerdo comercial…” Cree el Gobierno de May que los costes de revelar estos detalles superan a los beneficios de la incertidumbre económica prolongada, explica McCormack, quien considera que “esto es discutible”. Pues su postura en las cuestiones clave es de dominio público y no pueden controlar lo que haga público la otra parte. Además, añade, el partido conservador “sigue sin tener una visión del Brexit unificada”. Y, finalmente, apunta, hay “una enorme cantidad de términos y conceptos en el debate entre un Hard y un Soft Brexit que es poco probable que se entiendan completamente”. El reto en este sentido es comprender y explicar las diferencias entre una zona de libre comercio, una union aduanera plena o la pertenencia al mercado único, por ejemplo. Hay demasiado en juego y, por tanto, “la estrategia de comunicación del Ejecutivo puede no ser viable estos dos próximos años. Mensajes consistentes podrían ayudar (…) permitir debates y reflexiones públicas y abiertas. Esto no será una distracción, sino más bien una cuestión central para guiar” las negociaciones en torno al Brexit. Coincide con esta idea, Sir Philip Lowe, asesor sénior de la consultora internacional FTI Consulting y ex director general de Competencia y Energía de la Comisión Europea, al declarar que “en el diálogo con gobiernos y parlamentos y empezando desde ya, existe una ventana de oportunidad para la comunidad empresarial y demás grupos de interés, tanto en Reino Unido como en el resto de Europa, de tal modo que ambas partes sean conscientes de las áreas que deberían ser prioritarias en la negociación del Brexit”. En el caso concreto del binomio España-Reino Unido opina que las cuestiones especialmente sensibles para nuestro país van desde “los impactos potenciales en las flotas pesqueras españolas y en las cadenas de suministro de la industria manufacturera (tanto a modo de costes como de beneficios para los centros de producción en España)”, pasando por “el efecto de la caída de la libra en el turismo británico hacia España”, hasta el “el impacto potencial en las estrategias y estructuras de algunas instituciones financieras con sede en España, así como en la libre circulación de trabajadores y en los derechos de residencia en relación con Reino Unido”. Con todo, Michael Brown, gestor de Martin Currie, filial de Legg Mason, cree que “ Reino Unido no supondrá realmente un problema para el resto de Europa durante 2017”. Mientras, los mercados, por su parte, “parecen haber aceptado el Brexit, incluso si todavía no tienen claro qué significa exactamente”.