Grífols ha registrado un beneficio neto de 143,4 millones en el primer trimestre del año, lo que supone un incremento del 7% interanual, mientras que el beneficio ajustado, que excluye impactos no recurrentes y aquellos relacionados con adquisiciones recientes, así como la amortización de intangibles asociados a adquisiciones, entre otros, ha descendido un 2,1% hasta […]
Dirigentes Digital
| 03 may 2018
Grífols ha registrado un beneficio neto de 143,4 millones en el primer trimestre del año, lo que supone un incremento del 7% interanual, mientras que el beneficio ajustado, que excluye impactos no recurrentes y aquellos relacionados con adquisiciones recientes, así como la amortización de intangibles asociados a adquisiciones, entre otros, ha descendido un 2,1% hasta los 160,8 millones de euros, según ha informado el grupo este jueves a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). En la misma línea, los ingresos se han reducido un 3,6% hasta situarse en los 1.023 millones de euros como consecuencia de los desajustes entre divisas, especialmente, euro-dólar. De hecho, la cifra de negocio a tipos constantes ha aumentado un 7,4%. La compañía atribuye esta subida a la “positiva” evolución del crecimiento orgánico de todas sus divisiones y regiones en las que opera. Así, los ingresos de Bioscience, -su principal división-, han alcanzado los 807,5 millones un 5,8% más a tipos constantes y un 5,4% menos si se tiene en cuenta el impacto del tipo de cambio. Entre enero y marzo de 2018, el resultado bruto de explotación (Ebitda) también ha caído un 2,8% pasando de los 306 millones registrados en el primer trimestre de 2017, a los 297,4 millones actuales. En línea con el anterior, el ebitda ajustado, que excluye los impactos no recurrentes y relacionados con adquisiciones recientes, ha empeorado un 7,9%, hasta los 297,4 millones, mientras que el beneficio operativo (Ebit) ha contabilizado 244,6 millones, un 3,2% menos. La cotizada explica que el primer trimestre ha estado marcado por unos mayores esfuerzos dedicados a la ampliación del volumen de centros plasma tanto de manera orgánica como a través de adquisiciones. En 2017 se incorporaron un total de 19 centros de plasma a la red de EE UU, sumando 40 desde principios de 2015, cuando comenzó este plan de expansión de centros.