Guinea es el país en el que, hace casi exactamente dos años, se registró el primer caso de ébola que dio lugar a una epidemia que se propagó a Liberia y Sierra Leona, causando más de 28.000 casos, con más de 13.000 fallecidos.
Tras este anuncio, Guinea entra en un periodo de noventa días de vigilancia sanitaria reforzada para garantizar que cualquier nuevo caso sea identificado rápidamente antes de que se propague entre la población.
2.500 personas han muerto en Guinea desde que en 2013 se detectó el primer caso de esta enfermedad infecciosa. Es por eso que en la capital, Conakry, los habitantes han recibido el anuncio del fin de la epidemia con una mezcla de alivio y tristeza.
El brote de ébola ha afectado principalmente a Guinea, Liberia y Sierra Leona, aunque también se extendió a Nigeria y Mali. En Senegal, España, Estados Unidos, Italia y Reino Unido se trataron casos aislados que en su mayor parte habían contraído el virus en alguno de los tres países más afectados mientras atendían a los enfermos.
"La cadena original de transmisión empezó hace dos años en Gueckedou, Guinea, al final de diciembre de 2013, y se extendió a las vecinas Liberia y Sierra Leona y, por último, a otros siete países a través de viajes terrestres y aéreos", ha recordado la OMS en su comunicado.
Sierra Leona fue declarada libre de ébola en noviembre después de 3.955 muertos. En Liberia (4.800 muertos), sin embargo, pese a darse por finalizado el brote en mayo y septiembre, emergieron tres nuevos casos en noviembre. El país podría ser declarado finalmente libre de la enfermedad en enero.
Además de la cadena original de transmisión se detectaron diez pequeños brotes de ébola entre marzo y noviembre pasados, que parecen estar relacionados con la reaparición del virus que persiste en una parte de la población superviviente masculina.