Este mes hemos mantenido nuestra previsión de crecimiento para el año, en niveles de 2,5%. Pero este dato, ya lo saben, supone: 1. Un crecimiento por debajo del promedio histórico; 2. Un crecimiento inferior al estimado para 2015 de 2,6%; 3. Un crecimiento no ajustado al propio crecimiento real de la economía china, ajustado por […]
Dirigentes Digital
| 23 sep 2015
Este mes hemos mantenido nuestra previsión de crecimiento para el año, en niveles de 2,5%. Pero este dato, ya lo saben, supone: 1. Un crecimiento por debajo del promedio histórico; 2. Un crecimiento inferior al estimado para 2015 de 2,6%; 3. Un crecimiento no ajustado al propio crecimiento real de la economía china, ajustado por el cambio de modelo. En definitiva, no sólo es que el dato previsto para este año sea bajo como también está amenazado a la baja.
No hemos revisado el dato de crecimiento general. Tampoco en el caso de los países desarrollados, cuando esperamos un crecimiento este ejercicio de 1,7% (1,8% en 2015). Pero sí somos algo más negativos para las cifras de crecimiento oficial en China (6,3% desde 6,9% en 2015) aunque compensados por un mayor optimismo en el caso de las previsiones de crecimiento para el resto de las economías emergentes (2,2% desde 1,8%). Dicho esto, repito que el mayor riesgo de estas previsiones lo seguimos viendo a la baja. Y enfocado en mayor medida en las economías emergentes.
Al final, con los datos del primer trimestre encima de la mesa hemos visto una mejora en la previsión de crecimiento mundial frente a la fuerte desaceleración a finales del año pasado. El caso más claro, dentro de la decepción que siguen mostrando algunos datos, es la economía norteamericana. Pero también las europeas. Y la mayor calma en los mercados tras las reuniones del BCE y de la Fed, también pueden suponer un respiro para las economías emergentes en términos de una importante mejora en las condiciones financieras. Por lo que respecta a China, los datos de liquidez e indicadores cualitativos, en un contexto de mayor calma en el mercado de divisas, ya se está reflejando en una cierta reversión (limitada, muy limitada) de la fuerte caída de las perspectivas económicas en el sector manufacturero y servicios. Veremos.
¿Ha cambiado algo? Sí, naturalmente que lo ha hecho. Y me refiero a un mayor énfasis internacional por la estabilidad de los mercados de divisas (G20); también por una ampliación de las medidas monetarias excepcionales a través de tipos de interés negativos (BCE); el aplazamiento en el tiempo de la continuidad de la normalización monetaria estadounidense, considerando al contexto macro internacional y a la estabilidad financiera como variables tan relevantes a la hora de tomar decisiones como la evolución económica interna. De estos tres factores, en mi opinión, el más débil es el último. Y no sólo porque la propia estabilidad financiera y continuidad de la recuperación (con mayor o menor fuerza) conllevan menos margen en términos de inflación para mantener este discurso dovish. Además, los problemas estructurales de fondo están lejos de haberse superado.
¿Y el Brexit? Sigue siendo en mi opinión una de las amenazas más importantes a nivel económico, financiero y político este año. Pero, casi tres meses son demasiado tiempo para unos mercados que viven al día.
José Luis Martínez Campuzano es estratega de Citi en España.