La capitalización del índice de renta fija global de Bank of America Merrill Lynch cayó 450.000 millones de dólares el día después de la victoria de Trump, encadenando cuatro días seguidos de descensos que elevan la cifra a ese billón de dólares. En el mismo periodo, las acciones globales ganaron 1,3 billones de dólares y […]
Dirigentes Digital
| 15 nov 2016
La capitalización del índice de renta fija global de Bank of America Merrill Lynch cayó 450.000 millones de dólares el día después de la victoria de Trump, encadenando cuatro días seguidos de descensos que elevan la cifra a ese billón de dólares. En el mismo periodo, las acciones globales ganaron 1,3 billones de dólares y las rentabilidades de los bonos a 30 años estadounidenses, que suelen ser más sensibles que los de duraciones inferiores a las perspectivas de inflación, subieron a máximos desde enero de 2009. Un escenario complejo que será difícil de revertir a juicio de los expertos. En este entorno, la cautela ha de imponerse para los inversores en fondos de renta fija. Ahora, resulta que el activo más seguro es la renta variable, pese a que 2016 se ha caracterizado por el buen retorno, vía precios, de los productos de la categoría de deuda. El cambio de tendencia es claro. Y los expertos tienen claro que las políticas fiscales de Trump provocarán un repunte de la inflación que podría acelerar más de lo previsto la subida de tipos de la Fed. A la que, por cierto, el nuevo inquilino de la Casa Blanca no tiene especia aprecio. “Si el objetivo buscado por los bancos centrales ha sido una reactivación de las expectativas de inflación y para ello han buscado dinamizar el crédito y la actividad económica, lo cierto es que la elección de Trump les ha puesto más cerca los objetivos”, indican los expertos de Imantia en un reciente análisis. El motivo no es otro que el paso de las políticas monetarias a las políticas fiscales. “En nuestra opinión, el repunte de rentabilidades de los tramos largos es razonable con nuestro escenario de normalización, pero no debería ser extendido en su magnitud por diferentes motivos”, indican los expertos ante la situación vivida por los mercados en estas jornadas. Entre otros, señalan que las políticas fiscales sólo pueden ser sostenibles en el tiempo si financiarlas no es muy caro, indicando que “los bancos centrales deberían preocuparse del repunte de rentabilidades y lo harán. Del mismo modo, aseguran que “la normalización de rentabilidades de los bonos de países desarrollados llevarán a una vuelta de flujos de inversores que habían buscado “alternativas” en emergentes y activos de crédito como los bonos high yield”. Los expertos de Fidelity coinciden en que hemos asistido en un cambio en las curvas de tipos en todo el mundo. “La renta fija mundial se ha movido en sintonía con los bonos del Tesoro de EEUU, en algunos casos imponiéndose a los motores económicos de los países”, explicando que a su vez los bancos centrales siguen actuando de forma independiente: “el banco central neozelandés recortó los tipos de un día para otro y esperamos más medidas de relajación monetaria por parte del Riksbank y el RBC durante los próximos meses”. Así, consideran que esta subida de los rendimientos también ofrecen buenos puntos de entrada tácticos allí donde los fundamentales no hayan cambiado. “Un buen ejemplo en este sentido es Australia, donde los rendimientos se han movido más que en México. Seguimos a la búsqueda de oportunidades en Europa. Italia está aumentando su atractivo a medida que el mercado va descontando el miedo al referéndum, pero el perfil de riesgo y recompensa no es todavía lo suficientemente atractivo”, indican. Aún así, se muestran bajistas para los bonos es que los mercados descuenten demasiada expansión del gasto público en todo el mundo. “Si los estímulos que estamos viendo en Canadá y esperamos ver en EEUU tiran al alza del PIB con poca inflación, otros países podrían seguir el ejemplo y los inversores podrían adelantarse y sobrevalorar las políticas de gasto público”, advierten. A su juicio, durante los últimos días, todo ha girado en torno a los tipos de la deuda pública y los mercados de deuda corporativa apenas se han movido. “Si nos fijamos en los más de 6.000 bonos del índice estadounidense, únicamente seis emisores han cotizado fuera de su horquilla de precios de los últimos dos meses”, indican, explicando que esta falta de volatilidad, tanto antes como después de los resultados de las elecciones, es un motivo de inquietud, ya que eso quiere decir que la volatilidad específica solo puede subir. “Seguimos siendo cautos sobre la deuda corporativa; por eso, nos centramos en los bonos a corto plazo y esperamos que la volatilidad genere oportunidades. En general, estamos posicionados defensivamente, con infraponderación en la exposición a deuda corporativa e hipotecas y una posición neutral en duración, en previsión de un nuevo pico de volatilidad”, informan desde la firma.