En sus perspectivas para el segundo trimestre, los expertos de Fidelity dejan clara su confianza en las Bolsas frente a los bonos para este año, aunque reconocen que esta fuerza del mercado alcista se encuentra en su fase final. “Probablemente veamos un retorno a un mercado centrado en los beneficios, algo que, de hecho, ya […]
Dirigentes Digital
| 25 abr 2017
En sus perspectivas para el segundo trimestre, los expertos de Fidelity dejan clara su confianza en las Bolsas frente a los bonos para este año, aunque reconocen que esta fuerza del mercado alcista se encuentra en su fase final. “Probablemente veamos un retorno a un mercado centrado en los beneficios, algo que, de hecho, ya ha empezado, pero también veremos cómo el dominio del mercado estadounidense comienza a desvanecerse”, indican. Recuerdan que este es ya el octavo año de un mercado alcista prolongado a cuya cabeza se ha situado la primera potencia mundial alimentado por la expansión de los múltiplos. “Los mercados desarrollados han batido a los emergentes, y hemos visto una revisión al alza de la valoración de los activos intangibles frente a los activos tangibles, en marcado contraste con el anterior mercado alcista de 2003-2008”, indican. A su juicio, este movimiento alcista sigue siendo fuerte todavía gracias a la mejora de la actividad mundial y el mayor crecimiento de los beneficios empresariales, impulsados por los sólidos argumentos reflacionistas. Y las perspectivas a 12-18 meses vista son buenas para los expertos, aunque insisten en su idea de que se estamos en una fase tardía, en el último tramo, de este mercado alcista. “La mayor parte de comentaristas también son alcistas sobre el dólar estadounidense, a la vista de los diferenciales de crecimiento y tipos de interés. Sin embargo, la fortaleza del dólar probablemente se vea limitada si el presidente Trump saca adelante sus planes”, indican. Desde la firma consideran que si el presidente estadounidense consigue aprobar unos estímulos presupuestarios contundentes y un programa ambicioso de inversión en infraestructuras, posiblemente veamos el final de esa racha alcista del dólar en algún momento debido al efecto derivado del aumento del gasto en el saldo fiscal de EEUU. Por otro lado, y tras varios años de decepcionantes crecimientos de los beneficios empresariales, los analistas coinciden con el consenso en la mejora generalizada en este apartado. “Actualmente, prevemos un crecimiento mundial de los beneficios empresariales del 10,3% y una rentabilidad sobre el capital (ROE) del 13% en 2017, basándonos en los modelos fundamentales propios que utilizamos para calcular los beneficios de valores individuales”, indican, recordando que los beneficios europeos han ido por detrás de los estadounidenses durante los últimos años. Sin embargo, en estos momentos estamos viendo una recuperación de los beneficios empresariales en Europa. La inflación también está dando señales de vida “Los ciclos financieros suelen engendrar ellos solos los factores que acaban enterrándolos, y el actual probablemente se vea cada vez más acosado por un viejo archienemigo a medida que el crecimiento mundial se acelere y la política monetaria comience a normalizarse”. Los expertos recuerdan cómo la inflación es algo por lo que no nos hemos tenido que preocupar durante una década, ya que lo que ha preocupado más ha sido la deflación. Sin embargo, ahora existe el peligro de que los mercados financieros subestimen la inflación. “La razón es que todas las grandes economías del mundo están creciendo a tasas superiores a la tendencia, algo que no había sucedido en diez años. El exceso de capacidad podría absorberse rápidamente, tras lo cual la inflación podría consolidarse. Y a finales de 2018, podría empezar a causar algunos problemas”, advierten. En este escenario la firma apuesta por determinados sectores, siempre llevando a cabo una selección activa. Entre sus favoritos están los valores tecnológicos. “Aunque el crecimiento de los smartphones se está moderando, eso no significa que la innovación esté decayendo. La ubicuidad y movilidad de los smartphones impulsará la creación de nuevas plataformas y aplicaciones que pueden sostener los ciclos de actualización durante años”, explican. Además, consideran que la digitalización no ha hecho más que empezar en otros sectores. Un buen ejemplo de ello son los coches eléctricos y autónomos, “donde veremos cómo las empresas tecnológicas intensifican la competencia y colaboran con los fabricantes de automóviles”. También les gustan las compañías relacionadas con el sector sanitario, por su atractivo potencial de beneficios a largo plazo, sostenido por un entorno marcado por la demanda estructural. “Una I+D dinámica está dando lugar a sólidas carteras de nuevos fármacos y tratamientos innovadores, sin olvidar las posibilidades de que se planteen nuevas operaciones corporativas. En Europa, los gestores de fondos han reducido las inversiones en las farmacéuticas que podrían estar más expuestas a los precios de los medicamentos en EEUU, debido a la inquietud en torno a los controles de precios”, aseguran. En el otro lado de la balanza sitúan al sector industrial donde ven un exceso de optimismo. “Nuestros analistas manejan unas previsiones de beneficios inferiores a las del mercado en 2017. Las valoraciones son bastante elevadas, dado que nos encontramos en una fase tardía del ciclo económico”, indican. A su juicio, las empresas automovilísticas se encuentran en las últimas fases del ciclo en todas partes, con la excepción de algunos mercados emergentes. “Las empresas de bienes de equipo también se encuentran en las últimas fases del ciclo excepto en Europa, mientras que a la construcción le ocurre lo mismo tanto en China como en Japón”.