A 14 meses de las elecciones presidenciales, el ejecutivo socialista de Hollande aprueba una reforma laboral que Bruselas lleva años pidiendo para Francia. La norma ha provocado, además de una división interna dentro del partido socialista francés, una oleada de movilizaciones sindicales. Ante la previsible falta de apoyo parlamentario, el Gobierno convocó un Consejo de […]
Dirigentes Digital
| 11 may 2016
A 14 meses de las elecciones presidenciales, el ejecutivo socialista de Hollande aprueba una reforma laboral que Bruselas lleva años pidiendo para Francia. La norma ha provocado, además de una división interna dentro del partido socialista francés, una oleada de movilizaciones sindicales.
Ante la previsible falta de apoyo parlamentario, el Gobierno convocó un Consejo de Ministros extraordinario para aprobar por decreto la norma que, según el primer ministro Manuel Valls, "debe adoptarse, el país debe avanzar y las relaciones salariales y los derechos de los trabajadores deben progresar".
La forma en que lo ha hecho, recurriendo al artículo 49.3 de la Constitución implica que el proyecto de ley queda aprobado en primera lectura en la cámara baja salvo que la oposición presente una moción de censura dentro de las 24 horas siguientes, algo que conservadores y centristas ya han hecho. En caso de que una mayoría absoluta censurara al Gobierno, este se vería obligado a dimitir. Pero, de superar la moción, el texto irá al Senado para una primera lectura en esa cámara y, si hay discrepancias, pasaría de nuevo a la Asamblea, donde el Ejecutivo socialista podría servirse de nuevo de ese artículo.
Claves de la reforma laboral francesa
Despidos. Podrán producirse por descenso de pedidos, deterioro de cifra de negocios, cambios tecnológicos o reorganizaciones, un texto muy similar a las ‘causas económicas’ esgrimidas en la reforma laboral llevada a cabo en España en 2012. En cuanto a las indemnizaciones, pasan con carácter general de cuatro a tres meses de salario si la antigüedad es inferior a 2 años. Las máximas pasan de 27 a 15 meses para los trabajadores con más de 20 años de antigüedad.
Acuerdos de empresa. La reforma desea imponer la posibilidad de privilegiar los acuerdos de empresa, en detrimento de los acuerdos laborales del sector. Para los críticos se trata de una medida que perjudica a los trabajadores de las pymes.
Bajadas salariales. Podrán pactarse bajadas salariales mediante acuerdos dentro de la empresa y las horas extra podrán pagarse por debajo del acuerdo sectorial si empresa y comité sindical lo aceptan. Además, los sindicatos minoritarios podrán convocar referendos en las empresas contra acuerdos de los mayoritarios.
Las 35 horas semanales. No se tocan sobre el papel pero los matices que introduce la ley dejan ese papel tan mojado que, en la práctica, desaparecen. La empresa modrá decidir por acuerdo empresarial aumentar la jornada laboral y, aunque seguirán cobrándose como horas extra, el acuerdo empresarial puede reducir el porcentaje del 25% actual al 10%.