A la hora de instalar una herramienta como el ERP (Enterprise Resource Planning) que afecta a todos los departamentos de la empresa y a procesos de trabajo interdepartamentales, es necesario tener las ideas muy claras y elegir bien a la compañía suministradora del software. El fracaso en la implantación de esta solución puede dejar un […]
Dirigentes Digital
| 11 may 2015
A la hora de instalar una herramienta como el ERP (Enterprise Resource Planning) que afecta a todos los departamentos de la empresa y a procesos de trabajo interdepartamentales, es necesario tener las ideas muy claras y elegir bien a la compañía suministradora del software. El fracaso en la implantación de esta solución puede dejar un panorama difícil en la compañía, sobre todo si es pequeña o de reciente creación, ya que obliga a dedicar una gran cantidad de recursos, sobre todo económicos, para que el negocio no acuse el contratiempo.
¿Qué es un ERP?
Lo primero que hay que tener en cuenta es la definición de ERP y por qué es tan útil para el desarrollo y crecimiento de una empresa. Más que un software, un ERP es un conjunto de software, hadware y recursos humanos que permite gestionar todos los procesos de una empresa de forma conjunta e integrada. Una de las características más importantes de los ERPs es que por norma general son modulables, es decir, se pueden adquirir sólo los módulos que necesita la empresa en cuestión. Por tanto, cada empresa puede ‘configurar’ el ERP para ajustarlo a sus necesidades concretas.
Además, como señalan los expertos de Controla y Organiza Soluciones, compañía dedicada a la implantación de estos sistemas, la contratación de estas herramientas ofrece un momento ideal a la compañía para repasar, replantear y corregir ciertos procesos de trabajo.
El proyecto inicial de estos productos tiene tres caras: clientes, vendedores e integradores. Según Controla y Organiza, "los clientes deben planear detalladamente su presupuesto, tener las ideas claras, organizar y controlar bien el proyecto". Los vendedores, por su parte, deben ofrecer un software que funcione correctamente y que encaje con los procesos de negocio del cliente y las necesidades del mismo. Y los integradores tienen la difícil tarea de establecer unas expectativas correctas, conocer los puntos cruciales del proyecto y evitar el derroche.
Puede leer el reportaje completo en nuestra revista DIRIGENTES del mes de mayo.