La EVPA es una red compuesta por más de 200 organizaciones europeas interesadas en usar herramientas de inversión filantrópica y social para lograr impacto social, que actualmente cuenta con 14 miembros en España. A las jornadas asistirán cerca de 500 delegados provenientes de más de 30 países y de los de diferentes sectores, como fondos […]
Dirigentes Digital
| 30 oct 2015
La EVPA es una red compuesta por más de 200 organizaciones europeas interesadas en usar herramientas de inversión filantrópica y social para lograr impacto social, que actualmente cuenta con 14 miembros en España. A las jornadas asistirán cerca de 500 delegados provenientes de más de 30 países y de los de diferentes sectores, como fondos de inversión filantrópica e inversión de impacto, fundaciones, fondos de capital riesgo, empresas, asesores, bancos, académicos y algunos emprendedores sociales seleccionados.
A pesar de las cifras de crecimiento, Europa queda muy lejos de EEUU en este tipo de inversiones. De hecho, solo Irlanda y Reino Unido aparecen en el TOP 10 de países con más conciencia filantrópica del mundo elaborado por Confeccionada por Gallup y compilada por la Fundación Británica Charities Aid. Y hay que bajar hasta el puesto 62 (de los 100 países analizados) para encontrar a España.
Los expertos apuntan a que, además de la menor conciencia filantrópica, existe la duda sobre si los clientes necesitan la banca privada para canalizar este tipo de acciones. Sin embargo, Gerard Alba, general manager de Andbank Asset Management, explica que "la inversión filantrópica es una prioridad para nuestra entidad".
En este sentido, desde la firma se muestran orgullosos de patrocinar la Conferencia Anual EVPA, "una oportunidad única para aquellos que quieran compartir y aprender de las experiencias de los principales actores del ecosistema de la inversión de impacto social. Desde Andbank estamos animando a family offices y fundaciones a participar en ello".
Otras firmas internacionales ya han dado pasos firmes en este sentido. Por ejemplo, UBS Financial Services ha protagonizado uno de los últimos movimientos al anunciar la apertura de la UBS Optimus Foundation a sus clientes estadounidenses, para que todos aquellos que quieran, puedan donar parte de su patrimonio a esta Fundación dedicada a la mejora de la salud, la educación y la protección de la infancia en todo el mundo.
Conciencia limitada
Aún así, un informe elaborado por AFI y Accenture sobre el sector evidencia que ejemplos como los de clientes extranjeros que donan parte de su patrimonio a su universidad u otras organizaciones son excepcionales. Al menos en Europa. "El resultado: oferta limitada y demanda casi inexistente para productos que se puedan encuadrar dentro de la propuesta de valor de la industria en el epígrafe de filantropía o mecenazgo".
De la encuesta elaborada entre muchas entidades, se desvela que solo una de ellas (internacional) reconoce un planteamiento diferente en este campo, para implicar al cliente a través una apuesta estratégica y de manera totalmente profesionalizada. Esta entidad articula este objetivo con un departamento central de asesoramiento dedicado íntegramente desde hace diez años a prestar este servicio de inversiones filantrópicas a las distintas filiales, incluida la española.
En España, el principal problema que observan los expertos para un mayor papel de la banca privada en este segmento es el mismo hecho de la peligrosa relación entre el mundo financiero y el filantrópico más allá de zonas comunes, como la labor social de las cajas de ahorros.
Las entidades consultadas para elaborar el informe insisten en que "como Banca Privada, resulta más sencillo intentar acompañar al cliente en iniciativas vinculadas con el arte u otro tipo de proyectos de inversión alternativa que en cuestiones sociales". En esa misma línea, alguna entidad opina que el sector financiero debe centrarse en su verdadera RSC: la obtención de los beneficios esperados para sus inversores y el cumplimiento del mandato y los compromisos con sus clientes.
Sin embargo el ejemplo de otros países muestra que sí es posible. Europa en general, y España en particular, necesitan un cambio cultural para seguir la estela de Estados Unidos. "Se han realizado estudios que detectan actividad en este campo pero en el ámbito más privado y no relacional o empresarial, con dos perfiles distintos: el más profesionalizado y el que no cuenta con una estructura organizada y dona por afinidad". Según los expertos, el primero se despliega vía fundaciones, que incorporan el soporte de los incentivos fiscales, o family offices. En ambos casos, esa estructura propia permite aumentar el control del empleo del dinero que destina a fines benéficos, y constatar así que trabaja realmente para la sociedad.
