El comunicado de la Fed ha coincidido con la publicación del último dato del PIB trimestral en EEUU, que se ha quedado muy por debajo de lo esperado al reflejar un crecimiento de tan solo el 0,2%. Una cifra que los inversores no han tardado en recoger desatando una ola de ventas en Europa que […]
Dirigentes Digital
| 29 abr 2015
El comunicado de la Fed ha coincidido con la publicación del último dato del PIB trimestral en EEUU, que se ha quedado muy por debajo de lo esperado al reflejar un crecimiento de tan solo el 0,2%. Una cifra que los inversores no han tardado en recoger desatando una ola de ventas en Europa que se ha saldado con pérdidas cercanas al 2% en el Ibex 35, que se aleja de los 11.400 puntos.
La cuestión que se plantea el mercado, y probablemente la Fed, es si la debilidad mostrada por la macro en este periodo (el Informe de Empleo de marzo también sorprendió a la baja, así como otros indicadores) es simplemente temporal, principalmente estacional, o si nos encontramos ante una pérdida real de momemtum. Y el organismo ha dejado claro en su comunicado que se trata de algo transitorio, esperando "un repunte moderado de la economía" en el segundo trimestre después de la caída experimentada durante los meses de invierno. "La información recibida de la reunión de FOMC en marzo sugiere que el crecimiento económico se ralentizó durante los meses de inviernos, reflejando en parte factores transitorios. El ritmo de mejora del empleo se moderó y la tasa de paro se mantuvo estable", señala el organismo en su comunicado.
La institución presidida por Janet Yellen confía en que "una política acomodaticia adecuada" ayude a una expansión moderada de la economía. Así, el organismo no ha dado sorpresa alguna al mantener los tipos de interés en un rango de entre el 0% y el 0,25%, una decisión que se ha aprobado por unanimidad. La Fed también ha dejado claro en el comunicado que siguen muy de cerca la evolución de determinados datos macroeconómicos para determinar la primera subida de tipos, especialmente el empleo y el objetivo de inflación del 2%.
De cumplirse las expectativas, la primera subida de tipos en el país desde 2006 podría llegar en la reunión del próximo mes de junio. Chris Williamson, economista jefe de Markit, considera tras analizar el dato adelantado de PMI servicios de abril, considera que "la mejora del crecimiento económico en el segundo trimestre, el aumento de las presiones inflacionistas y la fuerte creación de empleo mostrada por las encuestas PMIs añade presión a la Fed para que considere comenzar el proceso de normalizar su política monetaria más pronto que tarde".
Ahora bien, lo cierto es que teniendo en cuenta el flujo de datos recientes, todo parece apuntar a que la autoridad monetaria elija esperar a tener más evidencias de la fortaleza económica. "Con el PMI sugiriendo que el dato de crecimiento del segundo trimestre, que se publicará el 30 de julio, ofrecerá noticias alentadoras sobre la actividad estadounidense, por lo que el incremento del precio del dinero podría producirse en septiembre. Siempre, asumiendo que los datos apuntan a un fuerte crecimiento en los próximos meses y, más importante, que el mercado laboral sigue sorprendiendo positivamente", explican los expertos.
Julien-Pierre Nouen, economista jefe de Lazard Frères Gestion, añade que "las últimas declaraciones de los miembros del Comité de Política Monetaria (FOMC) y más concretamente, el discurso de su presidenta, Janet Yellen, del 27 de marzo demuestran que no debemos esperar una subida progresiva al estilo de la de 2004-2006, sino una trayectoria más accidentada. La Reserva Federal ‘dependerá de los datos’, es decir que actuará en función de la evolución de los datos económicos, y no dudará en frenar el ritmo de subida cuando los datos decepcionen, ni tampoco en acelerarlo cuando las cifras sean sólidas".
Considera este experto que está claro que al retira el término "paciente" de su último comunicado, la Fed ha anunciado que se acercan repuntes en el precio del dinero. Sin embargo, le llama la atención el hecho de que los mercados parezcan no creer a la autoridad monetaria y apuesten por subidas "más tardías (diciembre de 2015) y más comedidas que las previsiones del FOMC publicadas en marzo. Consideramos que esa divergencia supone un riesgo que será necesario vigilar de aquí al final de año. Nuestra hipótesis central prevé una subida de tipos en junio o septiembre".
En este contexto, recuerda que "a los mercados les resulta difícil anticipar los cambios de sentido de la política monetaria de la Reserva Federal. El ejemplo de 1994 es muy conocido, y ocurrió lo mismo en 2004. Inicialmente, los mercados se mostraron escépticos respecto a la subida de tipos. En enero de 2004, el comunicado subsiguiente a la reunión dejó de hacer referencia a un ‘periodo prolongado’. De entrada, los futuros sobre la tasa interbancaria federal no reaccionaron: a principios de febrero seguían anticipando el mismo nivel de tipos para el mes de agosto. No empezaron a prever subidas de tipos hasta que la Fed retiró el término ‘paciencia’ de su nota del 4 de mayo. En ese momento, los mercados preveían cuatro subidas de tipos en los doce meses siguientes; en realidad fueron ocho".
Así las cosas, Nouel concluye tajante: "Estimamos un 30% de posibilidades de subida en junio; un 60% en septiembre, y solo un 10% de posibilidades de subida más tardía. Factores exógenos como la salida de Grecia de la Zona Euro o un desplome de los precios del petróleo podrían descartar cualquier subida a corto plazo. Pero si la creación de empleo rebota por encima de 250.000 en abril y mayo, entonces sería probable una subida ya en el mes de junio. Sea como fuere, consideramos que los mercados tendrán que ajustarse a las previsiones de trayectoria de la tasa interbancaria federal publicadas por la Reserva Federal para los próximos años. Todavía son muy progresivas en comparación con los anteriores ciclos de subida de tipos, pero si el crecimiento del empleo volviera a sorprender con una aceleración, probablemente se revisarían al alza".
Con todo, David Kohl, estratega jefe de divisas y economista jefe para Alemania de Julius Baer, cree que el estancamiento secular en el que nos encontramos inmersos "permite a los bancos centrales mantenerse ‘ultra-acomodaticios’. Incluso en el caso de la Fed, que cuenta con un contexto de sólido crecimiento, la presión para salir de su política de tipos de interés cero es extremadamente limitada. La baja inflación y la fortaleza del dólar retrasan las expectativas de un incremento del precio del dinero hasta finales de año".