Asia se enfrenta en los próximos meses a una dura situación. La principal locomotora de la región, China, ha dado avisos de que su economía no puede seguir creciendo al ritmo de los últimos años. Esto, sumado al pánico bursátil vivido por su mercado en las últimas semanas ha despertado las dudas de los inversores. […]
Dirigentes Digital
| 14 sep 2015
Asia se enfrenta en los próximos meses a una dura situación. La principal locomotora de la región, China, ha dado avisos de que su economía no puede seguir creciendo al ritmo de los últimos años. Esto, sumado al pánico bursátil vivido por su mercado en las últimas semanas ha despertado las dudas de los inversores.
Para intentar paliar esta situación, Japón está intentando posicionarse como el ‘comodín’ de la zona. Pero, ¿tiene capacidad de tomar esta posición? Rebecca Braeu, directora de análisis soberano en Standish, parte de BNY Mellon, señala que "en plena lucha para desterrar la persistente deflación que afecta al país y lograr su objetivo de inflación del 2%, Japón continúa emitiendo señales dispares a los inversores internacionales, y todo apunta a que su primer ministro, Shinzo Abe, se enfrentará a nuevos retos en los próximos doce meses".
De la misma opinión resulta Victoria Torre, responsable de desarrollo de contenidos, productos y servicios de SelfBank. La experta destaca que "el consumo interno es débil y hasta ahora las exportaciones eran el principal empuje de la economía, junto con el gasto público".
Un problema con la inflación
Además, Torre subraya que Japón se caracteriza por una fuerte cultura del ahorro, lo que les ha llevado a lastrar una deflación de la que no parecen escapar. Este hecho, sumado a que "el consumo interno es débil y hasta ahora las exportaciones (que han mostrado signos de debilidad) eran el principal empuje de la economía, junto con el gasto público, les está dificultando echar a andar la deseada inflación".
En este sentido, Braeu señala que pese a generar una inflación básica limitada, el programa de expansión cuantitativa (QE) japonés y la flexibilización del gasto fiscal no han resultado ser la panacea que esperaban algunos funcionarios del gobierno nipón.
La directora de análisis soberano en Standish apunta también que las mejoras en los ámbitos de la gestión corporativa y la reforma agrícola han sido logros significativos para el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, pero con la necesidad de nuevas reformas y las dificultades de la economía para cumplir su objetivo de inflación en el marco de elevados déficits fiscales, su gobierno se enfrenta a unos meses potencialmente complicados.
China y EE.UU, nuevos obstáculos
Victoria Torre hace hincapié en que "la supuesta ralentización económica de China, con quien mantiene relaciones comerciales y que afectará negativamente a sus exportaciones, así como la esperada subida de tipos de interés en EE.UU, no beneficiarán su evolución".
En este sentido, desde una perspectiva de inversión, la gestora de Standish señala que "la situación del mercado de deuda pública japonesa me parece cada vez más precaria, y se enfrenta a un año difícil pese al continuo respaldo por parte del Banco de Japón".
Por otra parte, la experta matiza que, "en cambio, todo apunta a que los bonos nipones referenciados a la inflación continuarán mostrando buen comportamiento: los fundamentales son favorables, y el sentimiento en este segmento del mercado parece haber mejorado en los últimos meses, gracias a la mayor participación de los bancos domésticos y de los inversores extranjeros".
Un largo camino por recorrer
Por ello, aunque el mercado busque nuevas opciones que potencien a Asia, Japón aún tiene muchos obstáculos que superar. Torre admit que Japón debe afrontar además fuertes reformas estructurales que incluyan, entre otras medidas, cambiar la arraigada cultura del ahorro que les caracteriza, fomentando y estimulando el consumo interno de modo que se convierta, junto con la inversión, en el principal motor económico del país.
Rebecca Braeu señala a su vez que "la economía japonesa sigue siendo extremadamente rígida, haciéndose necesario un avance mucho más profundo en las reformas del mercado laboral, de la energía y de la economía en general".
Pese a haber señales de optimismo en el mercado, no cabe duda de que las autoridades japonesas deberán tomar decisiones difíciles, añade.