Al término de su reunión mensual de dos días, el comité de política monetaria del Banco de Japón ha informado en un comunicado que que rebaja su pronóstico de inflación para el actual ejercicio -que concluye en marzo de 2017- y para el posterior. El Banco de Japón estima ahora que este año fiscal los […]
Dirigentes Digital
| 28 abr 2016
Al término de su reunión mensual de dos días, el comité de política monetaria del Banco de Japón ha informado en un comunicado que que rebaja su pronóstico de inflación para el actual ejercicio -que concluye en marzo de 2017- y para el posterior. El Banco de Japón estima ahora que este año fiscal los precios subirán un 0,5% interanual de media, frente al 0,8 pronosticado en enero, y que lo harán un 1,7% (en vez de un 1,8%) el siguiente.
Los bajos precios del petróleo, que para otras economías suponen un alivio de costes, en el caso de Japón obstaculizan que acabe con su histórica deflación. En la medida que los precios del crudo suban, "moderadamente", la entidad considera que se "acelerará" el ritmo de inflación. En cualquier caso, se trata de un anuncio que viene a restar un poco más la credibilidad de la entidad.
En este sentido, el programa de compra masiva de activos iniciado en 2013, se mantiene intacto y seguirá incrementándose la base monetaria a un ritmo anual de 646.490 millones de euros. La decisión ya ha provocado un fortalecimiento de la moneda nipona, el yen, y caídas en Bolsa.
El BoJ ha anunciado además un programa de suministro de fondos extra sin intereses por valor de 2.422 millones de euros para las entidades financieras de las zonas afectadas por los recientes terremotos que han golpeado el suroeste del país. También presentó otro de reestructuración de deuda para empresas y entidades públicas de estas mismas áreas.
Con respecto a la economía nipona, el BoJ considera que ésta sigue "recuperándose moderadamente" pese a la reciente ralentización de la producción y las exportaciones ante el frenazo de las emergentes.
Para el actual curso fiscal se espera que esta tendencia persista en manufacturas y comercio exterior hasta que estas economías salgan paulatinamente de su fase de desaceleración, y también un incremento del consumo interno, pilar básico de la economía nipona. Esto último responde a una mejora de rendimientos en el sector privado y también a nivel salarial para los hogares.