El índice de aversión al riesgo elaborado por NN Investment Partners se ha disparado en las últimas semanas muy por encima de su media a largo plazo, hasta rozar niveles que en las últimas dos décadas solo se habían visto en momentos puntuales, como la explosión de la burbuja tecnológica, la crisis de Lehman o […]
Dirigentes Digital
| 05 feb 2016
El índice de aversión al riesgo elaborado por NN Investment Partners se ha disparado en las últimas semanas muy por encima de su media a largo plazo, hasta rozar niveles que en las últimas dos décadas solo se habían visto en momentos puntuales, como la explosión de la burbuja tecnológica, la crisis de Lehman o la de deuda soberana en Europa.
Pese a los rebotes puntuales, es evidente que el pesimismo se ha desbordado. Y, con ello, los inversores se lanzan a aumentar sus niveles de cash, tal y como demuestra la última encuesta de gestores de fondos de Bank of America Merrill Lynch, reflejando cómo la media de gestores que apuestan por el efectivo ha subido hasta el 5,4%, la tercera cifra más elevada desde 2009. De hecho, el 38% de los inversores se mantiene sobreponderado en cash. Todo lo contrario ocurre con las perspectivas para la renta variable. Hace solo un mes, un 42% de los gestores sobreponderaba esta clase de activo. Ahora, la cifra cae en picado hasta el 21%.
"Sin tener claros motivos de la aversión al riesgo, en términos de novedades sobre la actividad económica o los resultados, el colapso en los activos de riesgo pone de relieve, una vez más, lo importante que es para los inversores los cambios de humor de Mr. Market", reflejan los expertos con cierta ironía, reflejando la importancia de poner en valor las finanzas del comportamiento a la hora de construir la toma de decisiones.
Ante este escenario, los fondos que emplean estrategias para detectar las finanzas del comportamiento son una posible solución para los inversores. Uno de los más populares es el Dynamic Allocation Fund de M&G, con el que buscan aprovechar casos donde los precios de un activo se desvían de lo que consideran como su valor "justo" o "fundamental", debido a la respuesta emocional de los inversores a determinados acontecimientos. En su opinión, estos episodios crean oportunidades, ya que de medio a largo plazo, los fundamentales subyacentes deberían acabar imponiéndose a dichas emociones.
Otro de los productos más reconocidos en este segmento es el JPM Europe Strategic Dividend de JP Morgan, que permite a los inversores acceder al potencial que ofrecen las compañías europeas más atractivas desde el punto de vista de alta rentabilidad por dividendo. La firma realiza su selección de activos a través de un proceso de behavioural finance, con el que tratan de "explotar las ineficiencias generadas por el comportamiento, a menudo irracional, de los inversores, buscando los mejores valores con características de estilo (valor y crecimiento) y con mayor rentabilidad por dividendo".
La clave del éxito para este tipo de productos es tener muy claro el horizonte temporal de la inversión, además de una diversificación suficiente en la cartera con valores no correlacionados para evitar más riesgos. Los expertos aconsejan a los inversores "extremadamente emotivos" imponer límites a las pérdidas (stop-loss). Pero el mejor consejo es calcular bien los niveles de riesgo y dejar a un lado los sentimientos, recordando que la capacidad de medir los riesgos no no significa que podamos controlarlos.