Monte dei Paschi di Siena y UniCredit son las principales preocupaciones de los inversores ante las pruebas de estrés que el BCE dará a conocer esta noche. Según un reciente informe de Barclays, la primera entidad será la que peor nota obtenga de todo el sistema. El desplome en Bolsa sufrido por las entidades evidencia […]
Dirigentes Digital
| 29 jul 2016
Monte dei Paschi di Siena y UniCredit son las principales preocupaciones de los inversores ante las pruebas de estrés que el BCE dará a conocer esta noche. Según un reciente informe de Barclays, la primera entidad será la que peor nota obtenga de todo el sistema.
El desplome en Bolsa sufrido por las entidades evidencia la desconfianza de los inversores sobre el sector. Hace solo unos días, el economista jefe de Deutsche Bank, David Folkerts-Landau explicaba que esta caída de las cotizaciones, en general de toda la banca europea, "es sólo síntoma de un problema mayor", recordando que las entidades italianas han perdido un 60% de su valor en lo que va de año, con créditos tóxicos que calculan en unos 360.000 millones de euros.
Los analistas de JP Morgan AM recuerdan que en 2016, Italia ha aplicado las reglas de recapitalización interna (bail-in), diseñadas para eliminar los confusos vínculos entre los riesgos soberanos y la solidez de los bancos, y para no canalizar el dinero público hacia programas de rescate, tal y como sucedió en la anterior crisis.
"El nuevo programa de recapitalización interna se utilizó por primera vez este año para rescatar cuatro pequeños bancos regionales. Sin embargo, el programa tuvo importantes repercusiones negativas sobre los inversores minoristas en Italia, que suelen mantener una elevada exposición a deuda preferente y subordinada emitida por los bancos", explican los expertos.
Entonces, el gobierno presentó un programa de garantía estatal (el GACS) a fin de permitir a los bancos italianos titulizar los NPL en virtud de un acuerdo con Europa por el que no se consideran ayudas públicas. Y se creó un fondo privado, Atlante, para ayudar a la banca italiana a vender parte de sus libros de NPL y aumentar su capital.
A juicio de los expertos, el problema es que "el fondo está financiado por grandes bancos privados que no están dispuestos a inyectar una cantidad ilimitada de liquidez en este vehículo a riesgo de deteriorar su propia solidez y calificación crediticia". Según indican desde JP Morgan AM, "una mayor intervención de Cassa Depositi e Prestiti, el único accionista público de Atlante, se podría considerar una ayuda pública, y por tanto se incumplirían las reglas de recapitalización interna".
La situación es compleja. Pero los expertos consideran que un acuerdo entre Italia y Europa sobre el uso de fondos públicos para las recapitalizaciones podría ayudar a evitar nuevas tensiones en los mercados, "aunque también podría alimentar un mayor sentimiento antieuropeo", en medio de la lucha entre el Gobierno de Mateo Renzi y Bruselas acerca de cómo recapitalizar a las entidades en problemas. Hay que recordar de nuevo que la nueva regulación es contraria a los rescates públicos y prima el bail-in (pérdidas para acreedores, incluidos bonistas minoritarios o grandes depositantes).
Para los expertos de SYZ AM, hará falta tiempo y la intervención estatal para encontrar una solución. "Los tests de estrés ofrecen un salvavidas potencial", explican pues la normativa sobre rescates estatales de la UE podría "permitir una recapitalización pública bajo ‘circunstancias especiales’" que podrían darse con los resultados de estos exámenes. Del mismo modo, desde Renta 4 también coinciden en que las pruebas podrían servir de excusa para permitir la intervención pública y evitar así las pérdidas de los bonistas italianos.