En medio del colapso financiero chino, que trae de cabeza a los mercados mundiales, dos son las principales preocupaciones de los analistas en estos momentos. Por una parte, el mercado todavía está asimilando el estallido de casos de malas praxis de algunas de las mayores corredurías de bolsa en el mercado chino. En un momento […]
Dirigentes Digital
| 11 sep 2015
En medio del colapso financiero chino, que trae de cabeza a los mercados mundiales, dos son las principales preocupaciones de los analistas en estos momentos. Por una parte, el mercado todavía está asimilando el estallido de casos de malas praxis de algunas de las mayores corredurías de bolsa en el mercado chino.
En un momento en el que el principal índice del mercado de valores de China caía más de un 40% -acumulado desde principios de junio-, las autoridades acusaron a varios brokers de una posible manipulación de los precios. Entre las empresas investigadas figuraba Huatai Securities, la mayor empresa de corretaje de China por volumen de negocio. Por otra parte, ocho empleados de la estatal Citic Securities Ltd., fueron acusados de "negociación de valores ilegales".
El Gobierno de Pekín reconoció entonces que ya en julio 12 investigadores habían encontrado evidencias para sospechar que algunos brokers estaban manipulando ilegalmente los valores y las bolsas de futuros.
La crisis disparó las alarmas sobre que posibles manipuladores del mercado estaban favorecido a grandes instituciones, lo que supondría una total discriminación hacia los pequeños inversores.
La respuesta de Pekín fue muy duura: prohibió a los grandes accionistas de vender y ordenar cualquier acción de compra en sus propias empresas, y también decidió prohibir cualquier operación a corto.
A partir de ahora, cada inversor que compre acciones en la bolsa china, si llega el momento de querer venderlas, sólo podrá hacerlo si se demuestra que la situación del mercado o bien de la propia compañía ha variado notablemente.
¿Y cómo se demuestra eso? ¿A partir de qué premisas? La opinión entre los analistas se dividen entre los que creen que, después de un caso de fraude tan alarmante como el que se ha desatado en China, es vital establecer medidas de regulación como las que ha impuesto Pekín. Por el otro lado están, sin embargo, los expertos que creen que una regulación de este tipo (prohibir operaciones a corto) supone poner una cuerda a la libre circulación de capitales en la bolsa. El debate está sobre la mesa. La solución para que el mercado chino vuelva a la normalidad, de momento, no está clara.