La zona euro presenta niveles de productividad relativamente bajos en comparación a otras potencias desarrolladas. En concreto, la variación anual promedio de la tasa durante las últimas dos décadas se situó en torno al 1%, sensiblemente por debajo de la de Estados Unidos, con un avance del 1,6% para el mismo periodo, según los datos analizados […]
Dirigentes Digital
| 25 ago 2017
La zona euro presenta niveles de productividad relativamente bajos en comparación a otras potencias desarrolladas. En concreto, la variación anual promedio de la tasa durante las últimas dos décadas se situó en torno al 1%, sensiblemente por debajo de la de Estados Unidos, con un avance del 1,6% para el mismo periodo, según los datos analizados por CaixaBank Research. El poco dinamismo del indicador tiene una incidencia directa que explica en parte las limitadas tasas de crecimiento de la Eurozona en los los últimos años, más allá de los efectos de la crisis económica global. Un primer vistazo refleja la acentuada brecha que existe en torno a la productividad en los países del mercado comúnitario. Mientras que Alemania, Francia o Países Bajos mostraron niveles por encima de la media (1,2%-1,3%), otros estados como España e Italia apenas alcanzaron el 0,4% durante los últimos 20 años. Las profundas diferencias entre norte y sur (conocida como ‘Europa a dos velocidades’) explican en buena parte los bajos niveles del índice general. El segundo factor tiene que ver con la distribución sectorial en cada país y el incremento de la productividad dentro de dichos sectores. Como refleja el informe de CaixaBank, los incrementos en esta tasa vienen motivamos principalmente por mejoras en la eficiencia dentro de los propios sectores, más que por el incremento del peso de los sectores más intensivos sobre el total de la actividad. Por ejemplo, en Alemania, el 88% del crecimiento de la productividad ha sido resultado del crecimiento de la productividad de los sectores (el que se observaría si el peso de todos los sectores se mantuviera constante). En España, esta cifra se sitúa en el 75%. Este factor tiene especial relevancia sobre las diferencias entre países. Por el lado de la distribución sectorial tienen especial incidencia los patrones de crecimiento de la productividad del sector servicios sociales (educación, sanidad, defensa) y del sector manufacturero. El sector servicios sociales tiene una productividad superior a la del conjunto de la economía, pero no ha crecido durante los últimos años, por lo que su aportación al crecimiento de la productividad total de la economía proviene de un importante aumento de su peso en los últimos años (ha pasado del 34% al 42%). La evolución del sector manufacturero ha sido muy distinta. En este caso, el crecimiento de la productividad ha sido muy elevado, un 2,3% anualizado entre los años 1995 y 2014. Sin embargo, dado que este sector ha perdido peso durante las últimas dos décadas, la contribución al crecimiento de la productividad del conjunto de la economía ha sido algo inferior.