¿Recuerdan que hemos hablando muchas veces de la transferencia de rentas entre países desarrollados y emergentes que supone la caída del precio del crudo? Pues quizás ha llegado el momento de ponerle números. Nosotros hemos revisado a la baja la previsión de crecimiento mundial en una décima, hasta niveles de 3,0%. Sigue siendo una mejora […]
Dirigentes Digital
| 23 sep 2015
¿Recuerdan que hemos hablando muchas veces de la transferencia de rentas entre países desarrollados y emergentes que supone la caída del precio del crudo? Pues quizás ha llegado el momento de ponerle números.
Nosotros hemos revisado a la baja la previsión de crecimiento mundial en una décima, hasta niveles de 3,0%. Sigue siendo una mejora desde el 2,7% estimado en 2014. Para 2016 esperamos un crecimiento del 2.6 %. El "menor" crecimiento previsto para el año es resultado de una revisión al alza del crecimiento de los países desarrollados (desde 2,1% hasta un 2,4%) liderados por la economía norteamericana (3.6 % desde el 3.0 %) y revisiones al alza más marginales en la Eurozona (1,3%) y para Japón (1,1%), cuando hemos revisado a la baja con fuerza el crecimiento previsto para las economías emergentes. Ahora esperamos un crecimiento para este año del 3,9% desde el 4,4%, cuando también hemos revisado a la baja hasta un 4,7% desde el 4,9% el crecimiento previsto en 2016. También esperamos ahora que la economía suiza pierda un 0,9% de producción, cuando la caída de los precios podría superar el 2,5%.
Debo advertir que aunque llevamos revisando a la baja mes a mes las proyecciones de crecimiento para las economías emergentes, la efectuada en esta ocasión es la mayor de los últimos 15 años. Con un previsible mayor impacto negativo en la demanda mundial pese al positivo en las economías desarrolladas.
¿Nos equivocamos al ser tan prudentes valorando el impacto positivo de la caída de los precios del crudo? En muchas ocasiones he comentado que este es el principal riesgo al que nos enfrentamos al hacer previsiones en este momento. Pero, también he advertido que no se puede considerar inamovible el resto del escenario. Me refiero por ejemplo a la incertidumbre creada por la caída de los precios (también hemos revisado a la baja en un punto hasta el 0,3% la inflación de países desarrollados) y el potencial impacto negativo en los mercados. Mucho de esto ya lo estamos comprobando en las primeras semanas del año, aunque el año promete ser muy largo. Para bien y para mal, a la hora de valorar el comportamiento futuro de los mercados financieros. Con todo, en teoría un impacto de la caída del 50 % en los precios del crudo sería superior a los 2 tr. $ equivalente al 2,3% del PIB mundial. Sin duda, debemos seguir siendo prudentes al valorar todas estas cifras.
¿Suficientes cuestiones para que los bancos centrales sigan implementando medidas expansivas? Me refiero naturalmente al BCE y al BOJ, cuando también podemos hablar en este sentido en el caso de otros como el Banco Central de China. Y muchos otros, exportadores de crudo y commodities, como vimos recientemente en el caso del BOJ. Pero, ¿qué ocurre con la Fed y el BOE? Lagarde decía hace poco en Davos que era previsible que la Fed subiera sus tipos de interés este mismo año, quizás a final del ejercicio. Y lo consideraba como algo positivo, valorando sin duda la mejora económica que esto traslucía. Pero, ¿y la estabilidad tan deseada de los mercados? Otra duda que trataremos de resolver en los próximos meses.
José Luis Martínez Campuzano es estratega de Citi en España.