La agencia Reuters ha anunciado este miércoles que la Comisión Europea (CE) han descartado la propuesta de la banca británica para negociar un acuerdo que permita el libre intercambio de servicios financieros tras el Brexit, citando fuentes internas en la dirigencia comunitaria. El medio desvela las negociaciones entre los representantes de Bruselas y los de la […]
Dirigentes Digital
| 31 ene 2018
La agencia Reuters ha anunciado este miércoles que la Comisión Europea (CE) han descartado la propuesta de la banca británica para negociar un acuerdo que permita el libre intercambio de servicios financieros tras el Brexit, citando fuentes internas en la dirigencia comunitaria. El medio desvela las negociaciones entre los representantes de Bruselas y los de la City londinense gracias a la información de dos participantes en estas conversaciones, en las que los interlocutores comunitarios han hecho saber a los banqueros británicos que no podrán operar sin restricciones en la UE tras el Brexit. La propuesta de la banca de Reino Unido se centraba en favorecer el comercio de servicios financieros con la UE mediante el mantenimiento de los estándartes regulatorios internacionales. Reuters señala que Bruselas ha descartado esta opción debido a que el gobierno británico ha anunciado su firme intención de retirarse del mercado común. De hecho, la UE es reacia a permitir que Reino Unido establezca una relación a la carta con los socios comunitarios a medida de los intereses británicos. Por ello, la agencia asegura que esta negativa de Bruselas es un “duro golpe” a las esperanzas de Londres de mantener su estatus de principal centro financiero de Europa. Además, las fuentes británicas de Reuters desvelan que la propuesta rechazada por la Comisión es la única con la que contaba Reino Unido, por lo que advierten de que no hay un plan B para evitar que las entidades financieras de la City vean restringidas sus relaciones comerciales con los 27 al nivel de cualquier otro país extracomunitario. La libertad comercial de los servicios financieros británicos en la UE es una de las principales reclamaciones de Reino Unido en la negociación del Brexit, aunque podría tener que renunciar a ella debido a su negativa a las pretensiones de Bruselas, como la de permitir la libre circulación de ciudadanos comunitarios en territorio británico. Esta noticia es un nuevo golpe al Gobierno de la primera ministra, Theresa May, que se suma a la publicación de un memorándum confidencial del Ejecutivo británico este martes en el que se asegura que su economía se ralentizará tras el Brexit tanto si hay salida dialogada de la UE como si no. Según el medio responsable de la publicación, el digital BuzzFeed, el memorándum augura que Reino Unido se dejará un 8% del crecimiento previsto de su PIB durante los próximos 15 años si no hay un acuerdo de salida de la UE. En caso de que sí haya tratado comercial, la perspectiva no es mucho mejor, con un pronóstico de pérdida de un 5%. El informe también se plantea la hipótesis de que el país siga formando parte de la mercado único comunitario, aunque ni siquiera esta opción libraría al país de las pérdidas, que en este caso serían de un 2%. Además, todas los escenarios previstos contemplan que Londres pierda importancia como centro financiero a nivel global. Además de Londres, el informe gubernamental también da por seguro que las zonas más afectadas por el Brexit serán los cinturones industriales del noreste del país y de Birmingham, que perderían acceso y experimentarían nuevos aranceles, e Irlanda del Norte, que podría verse separado de Irlanda y de la UE por una frontera a la antigua usanza. Por sectores económicos, el Ejecutivo de May deja entrever en el informe que prevé un impacto negativo casi generalizado, que sería más acusado en el comercio minorista, el sector textil, el químico, el alimentario y el de fabricación de automóviles y contaría con la excepción del sector agrícola, que se vería liberado de la Política Agraria Común. En cualquier caso, ambas noticias dañan la posición negociadora de May, que ya estaba muy debilitada después de haber perdido su mayoría parlamentaria en junio en unas elecciones que adelantó precisamente para reforzar su liderazgo, de la falta de consenso en su negociación con la CE y de las dudas que han surgido sobre el Brexit incluso entre euroescépticos tan acérrimos como el ex portavoz de UKIP, Nigel Farage.