La desigualdad sigue siendo uno de los grandes problemas que afectan a los países desarrollados. En España se ha producido una perdida de poder adquisitivo durante la crisis que alcanza el 43%. Así lo afirma la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su ultimo informe sobre la desigualdad. Las variaciones de la distribución salarial y […]
Dirigentes Digital
| 23 sep 2015
La desigualdad sigue siendo uno de los grandes problemas que afectan a los países desarrollados. En España se ha producido una perdida de poder adquisitivo durante la crisis que alcanza el 43%.
Así lo afirma la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su ultimo informe sobre la desigualdad. Las variaciones de la distribución salarial y del empleo remunerado han sido los determinantes fundamentales de las tendencias recientes de la desigualdad. En las economías desarrolladas donde más aumentó la desigualdad, ello se debió a menudo a la combinación de mayor desigualdad salarial y pérdida de empleos.
En España y Estados Unidos, los dos países donde más aumentó la desigualdad, las variaciones de la distribución salarial y las pérdidas de empleos determinaron el 90% del incremento de la desigualdad en España y el 140% en los Estados Unidos.
Caídas a años anteriores
A nivel mundial, el crecimiento del salario mensual real promedio fue del 2% en 2013, una reducción con respecto al 2,2% de 2012, y aún tiene que recuperar los niveles anteriores a la crisis, cuando en 2006 y 2007 el crecimiento de estos rondaba el 3%.
En el grupo de economías desarrolladas, el salario real se mostró estático en 2012 y 2013, y creció en un 0,1% y en un 0,2% respectivamente. En algunos casos como los de España, Grecia, Irlanda, Italia, Japón y Reino Unido el nivel del salario medio real en 2013 fue inferior al de 2007.
En los países afectados por la crisis, el efecto compuesto (es decir, el efecto sobre el salario medio debido a los cambios de la composición de los trabajadores en el empleo remunerado) desempeñó un papel importante.
El importante papel de los salarios en la desigualdad a nivel del hogar puede deberse a que, tanto en las economías desarrolladas como en las economías emergentes y las economías en desarrollo, estos representan la principal fuente de ingresos de los hogares. En el caso de las economías desarrolladas, los salarios en bruto constituyen entre el 70 y el 80 por ciento del total de ingresos de aquellos hogares que tienen al menos un miembro en edad de trabajar; hay que señalar que pueden existir variaciones sustanciales entre los países de dicho grupo.
En el caso de las economías emergentes y economías en desarrollo estudiadas en el informe, la contribución de los salarios a la renta familiar es más reducida, y oscila entre un 50% y un 60% en Argentina y el Brasil, hasta un 40% en Perú.
La solución
La desigualdad puede resolverse mediante políticas que influyan directamente o indirectamente en la distribución salarial, y mediante políticas fiscales que redistribuyan los ingresos a través de la tributación y las transferencias, políticas que a su vez no son necesariamente posibles ni deseables.
Cabe señalar que la creciente desigualdad en el mercado de trabajo supone una carga suplementaria sobre las iniciativas destinadas a reducir la desigualdad mediante los impuestos y las transferencias.
Ello indica que la desigualdad que se plantea en el mercado de trabajo 6 Informe Mundial sobre Salarios 2014/2015 Resumen ejecutivo también debería resolverse mediante políticas con un efecto directo sobre la distribución de los ingresos.
Las políticas fiscales compensan la desigualdad en el mercado de trabajo, tanto a través de los sistemas de tributación progresiva como de las transferencias, que tienden a nivelar la renta de los hogares.
En comparación con los gobiernos de las economías emergentes y las economías en desarrollo, los de las economías desarrolladas recurren más a estas políticas para conseguir sus objetivos en relación con la distribución de la renta, aunque puede haber una tendencia hacia cierta convergencia.
En el grupo de países emergentes y en las economías en desarrollo, parece haber margen para obtener más ingresos fiscales mediante diversas medidas, como la ampliación de la base impositiva a través del desplazamiento de los trabajadores y las empresas de la economía informal a la formal, y de la mejora de la recaudación tributaria