Con la recuperación de la zona euro muy avanzada y el euro ganando terreno, desde el equipo de Lombard Odier están posicionando sus carteras para sacar el mayor provecho posible. Pero, ¿puede una nueva generación de líderes europeos convertir los beneficios económicos en reformas políticas? La economía europea se está disparando a toda velocidad, creciendo a su […]
Dirigentes Digital
| 20 oct 2017
Con la recuperación de la zona euro muy avanzada y el euro ganando terreno, desde el equipo de Lombard Odier están posicionando sus carteras para sacar el mayor provecho posible. Pero, ¿puede una nueva generación de líderes europeos convertir los beneficios económicos en reformas políticas? La economía europea se está disparando a toda velocidad, creciendo a su mayor ritmo tras la crisis financiera. Incluso los rezagados tradicionales están ganando terreno: la confianza de las empresas italianas alcanzó en septiembre su máximo de los últimos diez años y Standard & Poor’s restituyó a grado de inversión el rating crediticio de Portugal. Esta fortaleza se ha visto reflejada en el alza del euro, que se ha disparado frente a los diferenciales de tipos de interés: un 12% en comparación con el dólar en lo que va de año, más de la mitad del cual tuvo lugar tras haber aumentado en junio nuestra exposición al euro en determinadas carteras. Recientemente hemos aumentado estas posiciones, aprovechando lo que vimos como un retroceso temporal en el avance del euro, después del esperado anuncio de las reformas tributarias de Estados Unidos. Incluso ahora, Stéphane Monier, jefe de inversiones de Lombard Odier, expone que el euro “no parece muy fuerte tanto en base ponderada como histórica”. Tampoco estamos excesivamente preocupados por sus efectos en el comercio o en la política monetaria. Un euro fuerte no debería atar las manos del Banco Central Europeo (BCE), dada la poca correlación entre la moneda y la inflación. El vínculo de la contribución del comercio al crecimiento también parece débil, excepto en periodos de sobrevaloración extrema. Las acciones europeas han aumentado este año a pesar de la subida del euro, con las previsiones de beneficios descontando ampliamente una moneda más fuerte. Vemos que el crecimiento, la re-sincronización de la política monetaria y las dinámicas de la cuenta corriente favorecen futuras subidas del euro. Por eso, siguen “sobreponderados en Europa en comparación con las acciones estadounidenses, debido a las menores valoraciones, la situación del ciclo económico europeo en una fase más temprana y la fuerte demanda doméstica, favoreciendo sectores como la banca, industria, sanidad y tecnológicas”. A pesar de toda su fortaleza económica, Europa conserva una parte de adversidad política – el principal inconveniente en su perspectiva positiva. Esto incluye la actual crisis migratoria, el alza de partidos de extrema derecha, el Brexit y el estancamiento de la expansión de la Unión Europea. Las recientes elecciones en Alemania son sólo un ejemplo de estos problemas. Mientras tanto, la violencia en torno a la votación independentista de Cataluña el pasado 1 de octubre ha elevado también el tono político en España. Un efecto importante de las elecciones alemanas es su posible impacto en Italia. Europa ha progresado poco políticamente en el último decenio; una de las razones por las que consideran desde Lombard Odier que ha pasado “de una crisis a otra”. Sin embargo, a pesar de sus muchos problemas, hoy vemos un incipiente renacimiento político, a medida que la “vieja guardia” es reemplazada por una nueva generación de líderes con ganas de hacer que el bloque sea más flexible y sensible a las preocupaciones populares. Tras pasar gran parte de la última década luchando contra incendios, la economía europea está ahora en su mejor estado de los últimos tiempos, dándole al bloque una oportunidad única de cambiar. Los jóvenes políticos carismáticos podrían vender reformas y construir un bloque a varias velocidades más sensible a las demandas populares y menos propenso a futuras salidas, con medidas para aumentar la competitividad, la productividad y el comercio. El momento crucial para tales propuestas podría ser durante las discusiones del presupuesto de la UE el próximo año. Nada menos que el futuro de Europa puede depender de que sus líderes tomen la batuta.