Uno de los momentos cumbre de la presente temporada será, sin duda, la presentación en versión semiescenificada de la ópera Written on Skin (Escrito sobre piel) del compositor británico George Benjamin (Londres, 1960), que desde su estreno mundial en 2012 se ha presentado en varios teatros de Europa y Estados Unidos con excelentes críticas y […]
Dirigentes Digital
| 10 mar 2016
Uno de los momentos cumbre de la presente temporada será, sin duda, la presentación en versión semiescenificada de la ópera Written on Skin (Escrito sobre piel) del compositor británico George Benjamin (Londres, 1960), que desde su estreno mundial en 2012 se ha presentado en varios teatros de Europa y Estados Unidos con excelentes críticas y localidades agotadas, poniendo en entredicho el divorcio entre el público y la creación lírica actual.
El secreto de este éxito radica, quizás, en la unión casi orgánica entre el inquietante texto del dramaturgo inglés Martin Crimp (Dartford, 1956) y la música de George Benjamin, que parece emanar de las palabras y del poderoso tejido dramático de la obra, fluyendo con claridad y cohesión desde las sonoridades más evanescentes o hipnóticas; a las más espeluznantes, fantasmagóricas y viscerales, manteniendo siempre el latido y el desasosiego que palpita detrás de la trama.
Partiendo de la brutal leyenda provenzal del coeur mangé, el protagonista masculino es un déspota, ególatra y maltratador que contrata a un joven iluminador de manuscritos (Muchacho, contratenor) para que glose su vida y hechos en un pergamino.
Su sumisa y silenciosa esposa (Agnès, soprano) persuade al joven para que la muestre tal y como es en su narración, adquiriendo vida y voz a través del libro, hasta descubrir sus pensamientos, emociones, instintos y sucumbir a la atracción fatal que sobre ella ejerce el mancebo.
Trastornado por el odio y el despecho, el Protector asesina al joven amante, le extrae el corazón y se lo sirve a su esposa, que después de degustarlo se suicida, sin que su verdugo pueda asesinarla y saciar así, verdaderamente, su ansia de venganza.
Al trío protagonista se unen otros dos personajes: Marie (mezzosoprano), hermana de Agnès, y su esposo, John (tenor), que se trasforman en ángeles o en comentadores, atravesando literalmente el paso del tiempo, en una ópera que transita permanentemente de las tinieblas del Medioevo al mundo actual, como si el primero fuera una terrible metáfora del segundo.
Así, detrás de la brutalidad de la leyenda se esconde una crítica feroz a temas tan candentes y sensibles en la actualidad como la violencia de género, la opresión, la ignorancia, la propaganda o la megalomanía; y también una reflexión profunda y transversal sobre la búsqueda de identidad, la inseguridad, los instintos animales y tantos temas de hoy y de siempre que se entremezclan en una trama tan intensa como perturbadora.
Pero es la música de George Benjamin la que proyecta y multiplica la transcendencia emocional del drama con una escritura vocal endiablada y personalizada, el compositor escribió la partitura dialogando y experimentando con los intérpretes, una orquestación de riquísimo espectro armónico y efectos tímbricos nunca gratuitos ni efectistas, siempre al servicio de la dramaturgia.
La música se desarrolla a lo largo de una hora y cuarenta minutos con sorprendentes momentos de ensoñación, furor, suspense, éxtasis, rabia, o sensualidad, sin decaer jamás la tensión dramática.
El hecho de que una ópera actual con semejante complejidad dramatúrgica y musical genere consenso entre los críticos y agote las localidades fuera del circuito minoritario de la creación contemporánea, impele a la reflexión y justifica la presentación de Written on Skin en Barcelona y Madrid.
En el marco de una gira que contará con su compositor, la Mahler Chamber Orchestra, el dúo protagonista que ha estrenado la ópera, la soprano Barbara Hannigan y el bajo-barítono Christopher Purves (que fue Walt Disney en el estreno mundial de The Perfect American, de Philip Glass, en el Real), el contratenor Tim Mead, la mezzosoprano Victoria Simmonds, y el tenor Robert Murray.