Los emergentes, Asia, y Japón en particular se encuentran en el radar de muchas casas de análisis para el próximo año. Y lo están porque el crecimiento mundial en términos generales va a ser sólido y porque la agenda de las reformas en muchos de estos países insufla de vientos de cola a estos mercados. […]
Dirigentes Digital
| 27 dic 2017
Los emergentes, Asia, y Japón en particular se encuentran en el radar de muchas casas de análisis para el próximo año. Y lo están porque el crecimiento mundial en términos generales va a ser sólido y porque la agenda de las reformas en muchos de estos países insufla de vientos de cola a estos mercados. Es el caso del país nipón, sin lugar a dudas. En este sentido, Daisuke Nomoto, CMA (SAAJ) Director de Renta Variable Japonesa, Gestor de Carteras Sénior de Columbia Threadneedle, comenta que en las últimas semanas, siguen aumentando sus asignaciones “a la renta variable japonesa, que presenta catalizadores a largo plazo, entre otros: una mayor fortaleza de los beneficios corporativos desde una perspectiva ascendente (bottom up); la confirmación de que se están acometiendo continuas reformas empresariales que se traducen en mejores remuneraciones para los accionistas; las robustas expectativas económicas; la atenuación de los riesgos políticos al haber logrado el primer ministro Abe una sólida victoria en las recientes elecciones anticipadas; y el elevado apalancamiento operativo del universo empresarial japonés con respecto a las mejoras sincronizadas de la economía mundial”. Así, de cara al futuro, identifican tres tendencias clave que, en su opinión, resultarán favorables para la renta variable de Japón en 2018 y en los años venideros: Reforma del gobierno corporativo Los temas de debate con las cúpulas directivas de las empresas japonesas han dado un sustancial giro en la última década hacia la estrategia corporativa a largo plazo, las relaciones mandante/mandatario, etc. ¿Esto qué quiere decir desde el punto de vista del experto? Básicamente que se ha derivado de la reforma del gobierno corporativo introducida hace dos años, y “ha contribuido gradualmente a aumentar la rentabilidad sobre los recursos propios (ROE) de las empresas del país asiático. Consideramos que la mejora del gobierno corporativo seguirá ayudando a liberar el valor que ha permanecido oculto en la renta variable nipona”. El gestor de Columbia Threadneedle sostiene que dos de los objetivos principales de los incentivos para la mejora del gobierno corporativo son los siguientes: 1) eliminar los conflictos de intereses que existan entre la cúpula directiva y los accionistas; y 2) garantizar que el patrimonio de una compañía se emplea de manera efectiva en el mejor interés de las partes interesadas. Existe una correlación positiva entre el nivel de mejora del gobierno corporativo y la ROE de las firmas japonesas. El gráfico 1 indica que la ROE media de las compañías en Japón fue mucho menor que en EE. UU. y Europa en 2011, aunque esta brecha se ha reducido de manera notable en 2017. Gráfico 1: Rentabilidad de los recursos propios Fuente: Bloomberg, 30/09/2017. Las compañías japonesas están aumentando significativamente los dividendos y emprendiendo recompras de acciones. Puesto que el volumen total de efectivo en los balances corporativos nipones asciende a un nivel récord de más de 250 billones de yenes (2,3 billones de dólares), el gestor opina que “es probable que las compañías japonesas sigan aumentando los dividendos, continúen incrementando la actividad de fusiones y adquisiciones y sigan llevando a cabo más recompras de acciones con el propósito de disminuir el lastre que supone el exceso de efectivo en los balances sobre la ROE”. La devolución del exceso de efectivo a los accionistas o la puesta en funcionamiento de este capital para inversiones se antoja una decisión de gestión acertada, dado que “los saldos de efectivo obtienen una rentabilidad nula (o, en ocasiones, negativa) una vez deducida la inflación”. De esta manera, “los inversores recompensarán a aquellas compañías que generan flujos de caja libre sostenibles, cosechan rentabilidades muy superiores a su coste de capital y realizan con frecuencia una gestión del capital favorable para los accionistas (con medidas como el incremento de los dividendos, la recompra de acciones o la realización de fusiones y adquisiciones beneficiosas)“. Mejora de la productividad: reforma del mercado laboral La productividad constituye un concepto mucho más importante para la economía japonesa y su sector corporativo que un mero crecimiento elevado. El primer ministro Abe promovió reformas en el mercado de trabajo encaminadas a alentar a las mujeres y a los trabajadores jubilados a volver a trabajar, lo que incrementaría la tasa de participación en el mercado laboral. Los diversos esfuerzos del Gobierno están empezando a dar frutos: cerca de 1,5 millones de mujeres japonesas han pasado a formar parte de la fuerza laboral en los cuatro últimos años y la tasa de participación femenina en el mercado laboral se ha incrementado hasta el 68%, lo que supone una subida de ocho puntos porcentuales en los 15 últimos años y sitúa al país a la altura de Estados Unidos, según los datos de la OCDE. Asimismo, el número total de trabajadores ha experimentado un repunte de más de 2,4 millones durante los cuatro últimos años. Gráfico 2: Tasa de participación de las mujeres en el mercado laboral de la OCDE (entre 15 y 64 años) Fuente: OCDE. ¿Pueden mantener las compañías su competitividad? Nomoto comienza señalando que algunos creen que las firmas niponas, simple y llanamente, no son competitivas. Este argumento se fundamenta principalmente en dos hipótesis: “1) que las empresas japonesas no están generando productos y servicios con valor añadido; y 2) que las compañías de Japón no están fijando los precios de los productos y servicios de manera adecuada (es decir, están vendiendo valor añadido con significativos descuentos)”. En lo tocante al primer punto, el índice Atlas of Economic Complexity mide el alcance del conocimiento crítico incorporado en una economía, lo que sugiere la relativa singularidad de los productos que se comercializan en el extranjero. En este sentido, Japón ha encabezado la lista de las economías más complejas del mundo todos los años desde que se inició la recopilación de datos en 1995, lo que indica que las firmas niponas han seguido aportando productos con valor añadido al mercado. En lo relativo a la fijación de precios, existe un “enorme margen de mejora”. El «comportamiento irracional» de las compañías de Japón de aplicar excesivos descuentos a los precios se vio exacerbado, en cierta medida, tanto por la deflación, que azotó al país asiático durante más de una década, como por una dinámica de mercado excesivamente competitiva (demasiados competidores en un mismo sector). Aunque la inflación no ha llegado todavía al objetivo del 2% establecido por el Banco de Japón, se puede decir al menos que Japón ha sido capaz de doblegar la deflación. El experto afirma que “la gran complejidad económica que presenta el país del Sol Naciente durante décadas se ha visto respaldada por los elevados niveles de patentes e I+D”. Por eso, cree que Japón “debería ser capaz de mantener su posición de liderazgo tecnológico en sectores como la robótica, la automatización, los juegos, los materiales especiales y equipos de precisión, mediante la continua inversión en tecnologías futuras”.