El gobierno británico tiene hasta el próximo día 24 para definir la cantidad que debe abonar a la Unión Europea para saldar sus compromisos presupuestarios con el organismo comunitario antes del Brexit. Dicho de otro modo, el montante de la “factura de salida” para Londres, que Bruselas ha cifrado en torno a 100.000 millones de euros. […]
Dirigentes Digital
| 16 nov 2017
El gobierno británico tiene hasta el próximo día 24 para definir la cantidad que debe abonar a la Unión Europea para saldar sus compromisos presupuestarios con el organismo comunitario antes del Brexit. Dicho de otro modo, el montante de la “factura de salida” para Londres, que Bruselas ha cifrado en torno a 100.000 millones de euros. Así lo ha advertido el jefe negociador de la UE para el Brexit, Michel Barnier, en una declaración que destaca por una dureza inusual, incluso para unas negociaciones tan accidentadas como éstas. En palabras del propio Barnier, “es absolutamente vital alcanzar progresos suficientes antes de diciembre, las discusiones volverán a retrasarse“. Las prisas de Michel Barnier obedecen a varias causas. Por una parte, por el propio retraso de la negociación inicial, que debería haber concluido en octubre, pero que se ha encallado debido a la negativa de la UE a negociar su futura relación comercial con Reino Unido sin antes haber acordado las condiciones del Brexit. Para superar la fase preliminar, la UE reclama avanzar en tres frentes: la situación legal de los 3 millones de comunitarios que viven en Reino Unido y de los 1,2 millones de británicos en la UE, el estatus legal de la única frontera terrestre entre ambas partes, situada en Irlanda del Norte, y, precisamente, los compromisos presupuestarios pendientes. Las autoridades comunitarias han acusado a las británicas de irresponsabilidad, debido a su pretensión de dejar a un lado estos tres temas y negociar cuanto antes un acuerdo comercial con la UE. Londres, por su parte, insiste en que no se comprometerá a nada sin antes definir por escrito sus vínculos tras el Brexit con sus todavía socios. Por eso, Barnier ha fijado el 24 de noviembre como fecha límite llegar a un acuerdo, con la intención de que la próxima cumbre de líderes europeos, prevista para el 14 y 15 de diciembre, pueda entrar en materias más concretas y se aleje la posibilidad de que ambas partes se levanten de la mesa de negociación y rompan relaciones bilaterales. Llama la atención que la advertencia del jefe negociador de la UE se produzca justo después de que la primera ministra británica, Theresa May, haya prometido públicamente pagar las cantidades que su gobierno comprometió para los presupuestos comunitarios entre 2015 y 2020. Precisamente, Barnier exigió “concrección” al ejecutivo británico para poder alcanzar un “progreso real y sincero” en la negociación. Una petición que llega, precisamente, en un momento de especial debilidad de la propia May y de turbulencia tanto en su gobierno como en su partido. Tras perder su mayoría absoluta en unas elecciones anticipadas precisamente para reforzar su poder, Theresa May ha visto como 40 de sus diputados y su propio ministro de Exteriores, Boris Johnson, han especulado públicamente con reemplazarla antes del Brexit para reconducir unas negociaciones que ambas partes definen como erráticas. De hecho, según un sondeo a inversores hecho público por la consultora nipona Nomura, un 54% de los encuestados opina que la premier británica abandonará el número 10 de la calle Downing Street antes de un año. Si finalmente Reino Unido incumple un nuevo ultimátum de la UE y las negociaciones se rompen, esta posibilidad podría llegar a cumplirse incluso antes.