La Asociación profesional del seguro Uespa ha analizado en los últimos días el anteproyecto de ley de reforma fiscal presentado el pasado viernes por el Gobierno. Sin menoscabo de análisis más profundos y de valoraciones más precisas por parte de sus órganos de gobierno, esta organización quiere compartir con la opinión pública algunos conceptos. Días […]
Dirigentes Digital
| 31 jul 2014
La Asociación profesional del seguro Uespa ha analizado en los últimos días el anteproyecto de ley de reforma fiscal presentado el pasado viernes por el Gobierno. Sin menoscabo de análisis más profundos y de valoraciones más precisas por parte de sus órganos de gobierno, esta organización quiere compartir con la opinión pública algunos conceptos.
Días antes de anunciarse este anteproyecto, Unespa tuvo la ocasión de informar sobre una serie de propuestas en materia fiscal. Estas propuestas estaban encaminadas a conseguir la generación de una masa de ahorro que tuviese dos consecuencias positivas: por un lado, aportar financiación a nuestra economía y a nuestras finanzas públicas; por el otro, apuntalar un sistema de bienestar personal y colectivo equilibrado, siempre con carácter complementario respecto de las prestaciones públicas, en el que los ciudadanos pudiesen contemplar su futuro económico con tranquilidad.
Lo primero que cabe decir del anteproyecto presentado es que son muchas las sospechas de que se haya quedado corto en la consecución de estos objetivos. A la hora de poder autofinanciarse y de poder generar un bienestar colectivo suficiente, España tiene un problema de no menos de 300.000 millones de euros; y ésta es una masa de ahorro que difícilmente se generará con las medidas que ahora se anuncian.
Uno de los elementos que influye en esta valoración es la disminución de los límites de reducción por aportaciones a productos de previsión. De todos los colectivos afectados negativamente por esta decisión, el más impactado es, sin duda, el de las personas más próximas a la jubilación, que hasta ahora disfrutaban de un límite propio más elevado. Debe recordarse, en este sentido, que de forma casi simultánea a esta reforma, la Administración comenzará a informar a los ciudadanos, por primera vez, sobre sus expectativas racionales de pensión pública.
Tampoco hay que olvidar que, en el ámbito de la salud, el anteproyecto no ha dado el paso de impulsar mecanismos de fomento del seguro privado que ya existen y funcionan en otros países. Resulta difícil de entender una medida de esta naturaleza en un país que registra tantas tensiones en su gasto sanitario.
Constituye una novedad el llamado Plan Ahorro 5, que si bien aparece diseñado para mejorar el ahorro popular, a juicio de esta Asociación no apuesta decididamente por el ahorro a largo plazo. Hemos de recordar algo ya escrito más arriba: el problema de España es un problema de 300.000 millones, como poco. Es un problema que tiene que ver con que carecemos de mecanismos de pensión complementaria en el ámbito de las empresas que son comunes en el resto de la Europa a la que nos queremos parecer. Tiene que ver con la necesidad de impulsar el ahorro a todos los niveles, en todas las casas, en cualquier familia.
Por último, pero no por ello menos importante, ha de recordarse que no se ha introducido ningún elemento adicional de fomento de las rentas vitalicias aseguradas, que son la auténtica pensión privada complementaria y el sistema de cobro idóneo del ahorro acumulado, al garantizar un pago durante toda la vida del beneficiario.