Desde las elecciones 1992, nunca los dos grandes partidos de las Islas Británicas se presentan a una convocatoria tan ajustada. El desgaste de las duras medidas económicas de David Cameron y el escaso carisma de Miliband está provocando un empate a la baja. Todo hace presagiar que se quedarán lejos de una mayoría absoluta que les otorgue por encima de 326 escaños de la Cámara de los Comunes. Tendrán que echar mano de partidos minoritarios para alcanzar el poder.
El Partido Conservador se presenta con el aval de haber sacado a Reino Unido de la crisis y el liderazgo de Cameron. Sin embargo, es la misma cara con la que han perdido apoyo en los últimos años por culpa del degaste de los recortes. Pero la gran baza de los tories es la promesa de convocar un referéndum sobre su permanencia en la Unión Europa. Además, de prometer una bajada impuesto que compense los sacrificios de estos años.
Los laboristas no han sabido aprovechar la debilidad y la erosión de Cameron en el poder. Ed Miliband es el líder británico peor valorado. A pesar de que su oposición se ha centrado sobre las políticas de austeridad y deterioro de los servicios públicos no han conseguido canalizar el descontento de los británicos más descontentos, que apuestan por opciones más regionales.
Las medias estrella de los laboristas son una rebaja en las matrículas universitarias y un aumento de inversión en sanidad. Además, de tener una vocación plenamente europeísta.