En concreto, el banquero italiano ha matizado que estas adquisiciones se mantendrán hasta que se vea un ajuste sostenido en el ritmo de la inflación y consistente con su objetivo de cerca, pero por debajo, del 2%. La compras, ha indicado, comenzarán el próximo mes de marzo y se centrarán en deuda soberana, de las […]
Dirigentes Digital
| 22 ene 2015
En concreto, el banquero italiano ha matizado que estas adquisiciones se mantendrán hasta que se vea un ajuste sostenido en el ritmo de la inflación y consistente con su objetivo de cerca, pero por debajo, del 2%.
La compras, ha indicado, comenzarán el próximo mes de marzo y se centrarán en deuda soberana, de las agencias e instituciones de la Unión Europea (UE) con "grado de inversión", esto es, por encima de una calificación de "BBB-". En lo que respecta al riesgo, un 20% de las adquisiciones será compartido entre el BCE y los bancos centrales de cada uno de los países.
Cada banco central nacional se encargara de llevarlas a cabo en función de su contribución al capital del BCE. Draghi ha explicado que "los limites de las compras serán los siguientes: el BCE no podrá comprar más del 25% de una emisión, ni superar el 33% del emisor". También ha señalado que los vencimientos se extenderán en un rango amplia que irá de los dos hasta los 30 años y que podrán adquirir bonos con rendimientos negativos.
El presidente del BCE ha defendido el acuerdo de "riesgos compartidos", señalando que "no hay un único Tesoro en la Eurozona, por lo que no habría manera alguna de indemnizar a los bancos centrales frente a posibles pérdidas derivadas de las compras de bonos".
Sobre el caso concreto de Grecia, ha afirmado que que no existe "ninguna regla especial", más allá de las limitaciones existentes para el resto de países (33%-25%). Esto significa que el BCE podría comprar deuda helena a partir de julio, una vez se cumplan las condiciones necesarias.
Además, ha querido dejar bien claro que a la hora de decidir sobre este programa "ha habido unanimidad en el seno del Consejo", aunque ha reconocido que está no ha sido "total". Es decir, todos han coincidido en señalar que es una medida de política monetaria, pero sólo una "pequeña mayoría" ha señalado que se debía implementar ahora.
Por otra parte, Draghi ha anunciado que se rebaja el coste de las TLTROs (subastas de liquidez para la banca europea condicionadas a la concesión de créditos). Ahora se aplicará el tipo de interés oficial del 0,05%, frente al anterior 0,15%.
Asimismo, el italiano ha se ha mostrado confiado en la eficacia de estas medidas, no sólo a la hora de "elevar las expectativas de inflación a medio plazo", sino también a la hora de "apoyar la recuperación del crédito". Así, aunque ha admitido que los riesgos para el crecimiento se mantienen a la baja, estos deberían disminuir gracias al programa de compras y "a la caída del petróleo".
¿Qué opinan los analistas del QE del BCE?
Natalia Aguirre Vergara, Directora de Análisis y Estrategia de Renta 4 Banco, afirma que el BCE no sólo ha cumplido sino que batido las expectativas del mercado. En su opinión, "lo más positivo es el hecho de que sea un programa abierto (QE hasta que la inflación mejore de forma sostenida), que el grado de consenso ha sido significativo y que se mejoran las condiciones de los TLTROs".
Reconoce, no obstante, que hay una parte "menos positiva" en el reparto del riesgo (80% bancos nacionales), mutualizándose sólo un 20% de las compras totales, aunque el BCE considera que esto no cuestiona la efectividad del QE y permite suavizar los temores de algunos países de la Eurozona".
De la misma opinión es el equipo de Investments Solutions de Robeco, quienes aseguran que "el verdadero elemento positivo en este paquete es el carácter abierto de las medidas, ya que específicamente se ha vinculado a que la cifra de inflación se dirija hacia el objetivo de inflación del BCE antes de que el programa de compras finalice". Aún así, advierten que aunque los mercados financieros encontrarán un apoyo en este programa de compras, "sin duda no es un cambio de juego".
En lo que respecta a los países que entrarán en el programa, Javier Urones, analista de XTB, duda de que la compra de deuda se realice solo sobre categorías de "grado de inversión", ya que "si esto se cumple, tanto Chipre como Grecia no se verían beneficiados", por lo que recuerda que Draghi también se ha mostrado flexible en este sentido.
Por su parte, Paras Anand, responsable de Renta Variable Europea de Fidelity, no considera que el QE vaya a tener un efecto tan positivo como el esperado. Y entre otras razones, argumenta que "este plan ha sido tan debatido y anticipado que tiene ya poco potencial, tanto en los mercados como en la economía real".
En este sentido, asegura que posiblemente las intenciones "latentes" del BCE de estimular el crecimiento mediante la compra de deuda tuvieron más impacto en sí mismas que el que logrará la materialización efectiva de dicha compra. "Dichas intenciones bastaron para eliminar los temores sobre la calidad de los bonos soberanos más débiles que afloraron hace tres años, otorgando a su vez tiempo al sector financiero para que fortaleciese su capital y redujese el riesgo de su modelo de negocio".
Uno de los puntos más discutidos es en qué medida el posicionamiento del BCE, como "comprador siempre presente" de deuda pública, alivia la presión para llevar a cabo una reforma estructural tan necesaria en algunas economías. A su juicio, "la relajación cuantitativa por sí misma poco puede ayudar a países como Italia o Francia en este aspecto".
Al mismo tiempo, los analistas de Bankinter coinciden al plantearse la incógnita que supone la "efectividad" de esta medida, "una vez que los costes de financiación de la mayoría de los estados de la Eurozona se han reducido sustancialmente".
Estos expertos opinan que "la intención del BCE es (…) situar las rentabilidades de los bonos en niveles tan reducidos que obliguen a los inversores a buscar otras alternativas en busca de una rentabilidad aceptable, que básicamente se traducen en inversión en bolsa y, en el caso de las entidades financieras, los préstamos a la inversión empresarial para que el crecimiento económico se reactive".
Johannes Müller, de Deutsche AWM, va más allá al afirmar que este programa "no será ni una panacea ni una fuerza destructiva. Es probable que su efecto positivo más duradero en la economía provenga de la devaluación del euro, lo que equivale a un pequeño plan de estímulo. En cualquier caso, es probable que el impacto global del QE sea limitado". Con todo, este experto prevé que la moneda única continúe depreciándose con respecto al dólar, lo que "apoyará a los beneficios empresariales de la zona y en consecuencia será positivo para los mercados de renta variable".
Martin Arnold, analista de ETF Securities, añade: "A pesar de que la decisión del BCE está muy en línea con las expectativas del consenso (…) esperamos que el QE traiga consigo un aplanamiento de las curvas de rentabilidad en toda la Eurozona y que la expansión de los diferenciales de tipos continúe pesando sobre el euro frente a las principales divisas".
Finalmente, Victoria Torre, responsable de Análisis y Producto de Self Bank, concluye: "Ya tenemos pues, nuestro ‘QE a la europea’, que oficialmente llevará el nombre de Expanded Asset Purchase Programme (EAPP). Ahora lo que hace falta es que el programa tenga los efectos deseados en la economía y que el crédito empiece de verdad a fluir hacia las familias y las empresas".
La reacción de los mercados
"El programa que ha anunciado Mario Draghi parece estar artificialmente diseñado para conciliar y equilibrar distintos intereses nacionales, en torno a las dos cuestiones claves: el tamaño del programa y el nivel de mutualización", afirma Daniel Pingarrón, Estratega de Mercados de IG.
Destaca este experto que ha sido el euro el activo que ha reaccionado de "manera más clara" a las medidas presentadas por el BCE. La moneda única se ha deprecado "fuertemente, ya que los dos principales detalles del programa tienen un impacto unidireccional: gran cantidad de nuevos euros en circulación, y aumento del riesgo de la divisa por la mayor segregación. La rentabilidad de la deuda también ha descendido a nuevos mínimos, pese al escaso margen existente, valorando la incorporación de un nuevo demandante de bonos muy potente".
Mientras, considera que "las Bolsas han mostrado más dudas, y han ganado de media un 1,5% sobre los niveles que mantenían antes de las 14:30, en una respuesta más descafeinada de la que cabía prever. El sector bancario (el termómetro más adecuado para valorar la respuesta del mercado), no ha protagonizado un movimiento especialmente destacable".
Con todo, reconoce, que a pesar de una primera reacción "relativamente moderada (…) los mercados europeos reciben una inyección de capitales muy importante que sin duda, incrementa considerablemente su potencial de subidas en el medio plazo".