El ejecutivo, junto con los bancos implicados en la financiación de los proyectos, han limado asperezas y acercado posturas para dar una solución a la deuda de alrededor de 3.800 millones de euros que se alcanza sobre estas vías. Una solución que pasa por la integración en una empresa pública.
No obstante, la financiación de la deuda tiene que ser asumible para hacer viable a futuro los proyectos. Así, el gobierno se plantea realizar una quita del 50% sobre la deuda de las autopistas y otorgar una mayor
rentabilidad, del 2,5% aproximadamente, a los bonos a 30 años en los que se convertirán la deuda financiera.
El rescate a la autopista da así un paso más tanto por el Ejecutivo como para los bancos, si bien, como manifiesta la quita del 50% de la deuda, se perdonarían cerca de 2.000 millones de euros a las empresas licitadoras y sería asumido por las arcas públicas y las entidades financieras.
Así, el plan pasa por crear una empresa nacional de autopistas, con capital 100% público, que se encargaría de la explotación de las autopistas para garantizar la viabilidad y rentabilidad de las vías y evitar que crezca aún más la deuda acumulada en ellas. De esta forma también se evitaría la inyección de capital público, si bien todo el coste (más la quita) sería asumida por todos los españoles.
La conversión de la deuda a bonos también cuenta con la aprobación de los bancos acreedores, entre los que se encuentran Bankia, BBVA, Santander, Banco Sabadell,
CaixaBank y Banco Popular, además de el ICO.
Entre las vías en cuestión se encuentran las radiales de Madrid: la que se dirige desde la capital al aeropuerto de Barajas, la autopista Ocaña-La Roda, Cartagena-Vera y la circunvalación de Alicante. El tráfico en estas vías, además, no ha hecho sino seguir descendiendo en los últimos años, con una pérdida del tráfico en la primera mitad del año del 4,6% respecto al mismo periodo del año anterior.