"El acuerdo podría ayudar a la liquidez soberana, pero los grandes riesgos permanecen", afirma la agencia de calificación crediticia Fitch. Y, en concreto, señala a la política y a la ejecución tanto de cualquier posible "pacto" como del programa del ESM (Mecanismo Europeo de Estabilidad o MEDE). El primer ministro, Alexis Tsipras, puede conseguir el […]
Dirigentes Digital
| 15 jul 2015
"El acuerdo podría ayudar a la liquidez soberana, pero los grandes riesgos permanecen", afirma la agencia de calificación crediticia Fitch. Y, en concreto, señala a la política y a la ejecución tanto de cualquier posible "pacto" como del programa del ESM (Mecanismo Europeo de Estabilidad o MEDE).
El primer ministro, Alexis Tsipras, puede conseguir el apoyo necesario para sacar adelante las reformas que se le piden a cambio del tercer rescate, pero la coalición de Syriza "podría perder su mayoría trabajadora, resultando en algo parecido a un Gobierno de unidad nacional y aumentando las probabilidades de nuevas elecciones este año".
Por otra parte, añaden estos expertos, incluso con el principio de acuerdo sobre la mesa, "aún hay margen para el desacuerdo" (en los objetivos específicos). Además, el daño económico causado por el cierre de los bancos griegos hará el cumplimiento de estas "metas" mucho más difícil… En su opinión, el objetivo del fondo de privatización por valor de 50.000 millones "parece ambicioso", aunque reconocen que podría ser "más eficaz que esfuerzos anteriores".
"Tras el acuerdo de la cumbre de líderes del euro, todavía hay cuestiones que me desconciertan", declara Philippe Waechter, economista jefe de Natixis AM. La primera, indica, es el crecimiento: ¿En qué momento vemos a la economía helena levantar el vuelo? se plantea. "En 2014, la austeridad se aligeró y vimos un repunte de la actividad y el empleo a finales de año. Igual que pasó en Reino Unido y España desde 2013: menos austeridad implica más crecimiento", afirma.
Pero en Atenas, habrá más ajustes. La subida del IVA, la reforma de las pensiones… penalizarán al crecimiento. "Tras una profunda caída el PIB en los últimos cinco años, no esperamos una rápida recuperación. Probablemente, recesión seguirá siendo la palabra principal para hablar del país", subraya. El desempleo tampoco va a mejorar y, es probable que, tras las medidas aceptadas por Tsipras, haya malestar social…
Asimismo, puede que se haya conseguido evitar que otros países "se desvíen". Importante a nivel político ante las elecciones de España, pero este objetivo de que la política fiscal se dirija a la neutralidad no será posible en la Zona Euro, no sin un presupuesto federal… Además, no ayudará a hacer frente a los choques asimétricos y tampoco es óptimo, porque el único regulador es la política monetaria. Por último, echa en falta que nadie haya hablado de Europa, en un momento en que la fuerza centrífuga de cada país es una amenaza para su estabilidad.
"El acuerdo con Grecia está sujeto a varios riesgos", subraya Fidelity. Recuerdan que está siendo descrito de forma mayoritaria como "una capitulación griega, por lo que el apoyo del Parlamento heleno no está garantizado". Así, reiteran la idea de que "precipite la convocatoria de nuevas elecciones". Al mismo tiempo, hay un "escepticismo generalizado en los parlamentos de los estados miembros de la Zona Euro".
Ante esta situación, su responsable de renta variable, Paras Anand, afirma que "el buen funcionamiento a largo plazo de la economía griega y la estabilidad de las relaciones con los dirigentes del Eurogrupo están en peligro si Tsipras y Syriza demuestran ser tan poco fiables e impredecibles tras esta resolución como lo han sido en los momentos previos. Ciertamente se van a poner a prueba tanto la popularidad del partido como su unidad cuando se voten los términos del acuerdo; a menos que este proceso traiga consigo una unanimidad que hasta ahora no se ha visto, esta resolución podría quedarse en el papel".
Por su parte, Dierk Brandenburg, analista de deuda pública de la firma, cree que "desde el punto de vista práctico, los siguientes pasos suponen una secuencia complicada y arriesgada de maniobras políticas en la que se requieren aprobaciones parlamentarias tanto en Grecia como en otros países (Alemania incluida). Esto convierte al parlamento y al electorado griego en la clave del proceso y está por ver si Tsipras permanece en el poder o es reemplazado por un gobierno de tecnócratas".
"El acuerdo griego aún tiene grandes obstáculos que despejar", concluyen desde Capital Economics. En primer lugar, porque el "acuerdo" es de hecho un mero "pacto" para comenzar la negociaciones sobre un "acuerdo"; después, porque hay que aprobar muy rápido tanto el crédito puente que permita al país cumplir sus obligaciones en el corto plazo (BCE), como las nuevas medidas (tanto por parte del Parlamento griego como por los del resto de países de la Zona Euro).
Asimismo, aún hay términos que deben ser acordados por unanimidad, especialmente la extensión y reestructuración de la deuda. Y, finalmente, si todo esto se consigue a tiempo, no está claro que Atenas pueda cumplir los objetivos ante el "enorme daño" sufrido por su economía. "En definitiva, será muy difícil que se cierre el trato y probablemente no dure mucho tiempo de todos modos", concluyen.
El "no papel" de Rusia
Durante las negociaciones entre Grecia y los acreedores, Tsipras, ha jugado la baza de mirar hacia Rusia. Se ha reunido con su presidente, Vladimir Putin, e incluso ambos países han anunciado sus planes de construir un gasoducto de forma conjunta. Sin embargo, más allá de bonitas palabras y gestos, la posible colaboración que se podría haber establecido entre las dos naciones no ha ido a más.
"No lo creo (…) no me parece un riesgo, además Rusia tampoco tiene dinero", así resumió la situación el presidente del BCE, Mario Draghi, la semana pasada durante une entrevista con Il Sole 24 Ore.
Y es que Moscú pelea su propia batalla contra la recesión, acosada por las sanciones por Ucrania y las caídas del precio del petróleo. Tras una reciente visita al país, los expertos de Barclays destacan que "Rusia se está ajustando a un PIB más bajo (…) las políticas monetarias y fiscales están modelando como la economía real absorbe las cargas, incluso cuando la magnitud real de la caída todavía esté por determinarse".
Explican estos analistas que el ajuste se ha desplazado a hogares en lugar de empresas, pr lo que el consumo probablemente caiga más bruscamente, aunque los beneficios estarán más protegidos. El objetivo es ayudar a que la inversión aumente y con ella las perspectivas de crecimiento a medio y largo plazo.