Los periodos largos de desempleo propios de una crisis pueden tener un impacto negativo de hasta el 25% sobre la futura pensión de jubilación para los salarios medios. Esta es una de las conclusiones extraídas del estudio ‘Acerca de la influencia de las interrupciones en el empleo sobre las prestaciones por jubilación’, publicado por el […]
Dirigentes Digital
| 20 ago 2017
Los periodos largos de desempleo propios de una crisis pueden tener un impacto negativo de hasta el 25% sobre la futura pensión de jubilación para los salarios medios. Esta es una de las conclusiones extraídas del estudio ‘Acerca de la influencia de las interrupciones en el empleo sobre las prestaciones por jubilación’, publicado por el foro de expertos del Instituto BBVA de Pensiones. Sin embargo, para aquellos empleados cuyos sueldos se encuentran ampliamente por encima o por debajo del promedio los efectos serán más reducidos. En concreto, el impacto para la futura pensión de un salario mínimo se estima en torno al 10,42%, mientras que sobre en salario elevado sobre el 12,31%. La diferencia se debe al papel que juegan los límites de pensión de jubilación inferiores y superiores. Por un lado, para los perceptores de sueldos base, las épocas prolongadas de paro tienen un escaso efecto marginal sobre los derechos a percibir pensión bruta independientemente de la magnitud de la recesión. “Esto se debe tanto a la legislación del salario mínimo, como a los mecanismos de subsidio a las pensiones y la forma en que se computan las prestaciones de seguro de desempleo”, apuntan los autores. En el otro extremo, los salarios elevados tienen un límite relativo a la prestación máxima que pueden percibir, independientemente de lo elevado que sea el salario durante la carrera laboral. Otra de las conclusiones del citado informe es que las épocas de desempleo tienen un mayor impacto cuando se producen durante los últimos 20 años de cotización. Los expertos estiman que cuando estos se producen al comienzo de la carrera contributiva el impacto “no resulta muy significativo”, siempre que los trabajadores desempleados sean capaces de encontrar un nuevo trabajo manteniendo su salario relativo. Tal disparidad se debe a que el cálculo para la obtención de una prestación por jubilación completa exige una carrera contributiva de al menos 35 años, pero sólo tiene en cuenta los 20 últimos. Este supuesto se extrae de una simulación realizada por los autores, con varios escenarios: un periodo de dos años de desempleo al principio de la carrera laboral; uno de dos años al final de la misma; ambos periodos de desempleo en la misma carrera laboral, y dos periodos de desempleo de cinco años cada uno en una carrera de cotización completa.